Archive for 2012
jueves, 15 de noviembre de 2012
Recuerdo cuando me mencionabas a tus amigos, creyendo que nunca iba a saberlo. Recuerdo cuando me mandabas...
miércoles, 15 de agosto de 2012
Desperté después de un rato, no sabía dónde estaba, baje las
escaleras y daba a la estación, ¿Cómo...
jueves, 12 de julio de 2012
Regresaba de mi trabajo, ya muy tarde por la noche,
alrededor de las 23 horas. Manejaba en calma...
lunes, 9 de julio de 2012
-Simplemente ve hacia esas
colinas.
-¿Qué se supone que debo ver?
-Todo we. Sí te das cuenta, en lo...
Siempre había odiado el color
rojo. Pero ahora verlo era realmente excitante y hermoso. Su sabor metálico...
jueves, 7 de junio de 2012
Entraron a su apartamento y no vieron señal alguna de Marco.
Entraron a la cocina y nada; la sala...
martes, 5 de junio de 2012
Antes de acostarme, solía jugar con mis sombras. Ponía una
lámpara apuntando hacia el techo de mi...
domingo, 3 de junio de 2012
Recordaba lo que había hecho una y otra vez. Gota a gota,
comenzaban a humedecerme la cara, y la tormenta...
sábado, 2 de junio de 2012
Cada noche, había un hombre distinto dentro de mí. Paseaban
por las calles y siempre llegábamos al...
La pobre chica mantuvo su dignidad hasta el final. Prefirió
morir a casarse con éste hombre, portador...
¿En qué creo? En todo lo que vive y respira. ¿En qué creo? En lo que puedo ver. ¿En qué creo? En mí. - Frederica Bernkastel
Incidente
0
La calle se hayaba en total silencio, no podía ser nada
bueno. Camine sin tomarle la mayor importancia, sólo eran supersticiones. Me
detuve en la esquina, y espere a que pasara un taxi. Comencé a juguetear con
mis pies mientras estaba en la espera. Tome aire fuertemente y exale por la
boca. Miraba a ambos lados de la calle, todo desolado. Una persona llegó del
otro lado. También se detuvo. Si espe
raba también transporte, ya tenía adversario para ganar un
taxi. Iluso sí creía que iba a dejarlo. No sé cuanto tiempo paso antes de que
llegará el taxi (oh sí, se lo gane) pero ya estando dentro y después de dar mis
indicaciones, sonó mi celular. Era ella, de nuevo. Que insistente, no es que se
convirtiera en una molestia, pero en verdad, creo que una persona sabe cuando
debe parar. ¿Por qué ella no? El taxista me habla.
-¡Joven! Ijole tendrá que disculparme, mi taxi se quedó sin
gasolina. Mire, aquí a la vuelta hay una gasolinera, ¿me ayuda a llevarlo?
-Dijo el taxista con acento de ser de barrio bajo. No le respondí pero no me
quedaba de otra más que ayudarlo. Y al llegar, mi teléfono volvía a sonar. Lo
puse en espera y lo guarde. Mejor le pague al taxista y decidí caminar, ya no
faltaba tanto para llegar a la casa de Caro. - "Sólo una cuadra más".
-Pensaba para mis adentros, mientras cruzaba aquella extensa avenida. Un dolor
agudo empezó a penetrarme las entrañas, la sangre impedía que pudiera ver por
completo, casi no podía respirar, una de mis piernas estaba fuera de su órbita,
y finalmente, no faltaban los mirones. Con lo poco que lograba ver, un
automóvil blanco se encontraba estrellado contra un poste de luz, el cuál había
quedado inclinado. Dentro del automóvil se hayaba un hombre, cuyo rostro me era
familiar: era el hermano de Sofía, mi novia, y su acompañante, era el hombre
que vi al otro lado de la calle. Caro se abrió paso entre la multitud, su
rostro pálido y horrorizado era más que obvio. Empecé a perder el conocimiento.
Acto seguido, un disparo. Caro cayó de rodillas, y el hermano de Sofía, se dio
un tiro dentro de su boca con la misma arma. Su acompañante, sólo miro, inerte,
en silencio.
¿Recuerdos?
0Recuerdo cuando me mencionabas a tus amigos, creyendo que nunca iba a saberlo. Recuerdo cuando me mandabas indirectas, creyendo que no iba a entenderlas. Recuerdo también cuando molestabas a las demás y a mí me tratabas de manera diferente a ellas. Recuerdo cuando me robaste un beso en el momento más indicado. Sin embargo, yo reí y no dije nada, seguí sonriendo, dándome cuenta que quizá eras la persona adecuada para mí. Estúpida yo que no lo dije en ése momento.
No han cambiado muchas cosas, sigue casi todo igual. Bueno, no todo. Creo que esa situación empeoro. Jugueteamos como novios, pareciendo un par de niños con sobredosis de azúcar. ¿Qué por qué empeoro? Simple, te conseguiste novia, y sin importarte, seguías jugueteando conmigo. Estúpida yo que lo permití.
No paso mucho tiempo para que ella me odiara. Que más da, todos mis amigos, conocidos y hasta él mismo, la odian. ¿ Irónico no?
Aún sabiendo todo eso, que no es más que un simple coqueteo involuntario, que él quiere tenerme ahí para cuando todo acabe. Sabiendo, que me miente cada que tiene la oportunidad. Él piensa que yo no sé la verdad.
Él me ha olvidado. Estúpida yo que deje pasar mi oportunidad. Fingir que no te importa, duele más de lo que se cree. Tratar de alejarse de él, no es fácil, sabiendo que se da cuenta de tus intensiones, se acerca y evita que lo dejes. ¿Qué hacerle? Nada. Sólo aguantar. No... ya no más.
Sigue tu camino, que yo seguiré el mio.
Te quiero tanto, te quiero así. No quiero alejarme, pero esta vez debe ser definitivo. Sólo así, ella dejará de enojarse contigo. No quiero que tengas más problemas por mi culpa.
Ahora, tengo una oportunidad para ser feliz, así como tú dices estarlo cuando estas con nuestros amigos. Suerte para ti, suerte para ella.
Ahora, tengo una oportunidad para ser feliz, así como tú dices estarlo cuando estas con nuestros amigos. Suerte para ti, suerte para ella.
Me duele la decisión, pero es lo correcto. Aunque al final, ambos digamos que es una amistad, que somos como hermana y hermano, en el fondo, sabemos todo lo que ocurrió en el pasado. Incluso nuestros conocidos. Es increíble que ese lazo se rompa por algo tan tonto como el amor, quien fue quien nos tenía unidos en cierto modo.
He de terminar con esto ahora, o terminare por derramar lágrimas. Lágrimas no correspondidas. Ahora me doy cuenta.
He de terminar con esto ahora, o terminare por derramar lágrimas. Lágrimas no correspondidas. Ahora me doy cuenta.
Adiós ojos marrones, adiós mi amor.
Corre, no mires atrás.
0
Desperté después de un rato, no sabía dónde estaba, baje las
escaleras y daba a la estación, ¿Cómo llegue aquí? Lo ignoro. Miro a todos
lados, estoy sola. Espero el tren. Una persona llega del otro lado. Me observa,
lo observo. Espera, es una chica, y no aparta su mirada, la esquivo, sigue
buscando que la vea. Camino desesperado, ella se mantiene ahí. Me dirijo a las
escaleras, no soporto la tensión. Está lloviendo, mala suerte. Me estoy
mojando, que lastima. Espera… alguien me sigue. ¡Es ella! Apresuro el paso.
Mejor corro, ¿Qué quiere? No tengo dinero, ni siquiera sé que hacia ahí. Son
más de las 12. Debería estar en mi cama dormida. Giro la cabeza, sigue
siguiéndome. Tiene una capucha, ¿Qué es lo que quiere? Tomo un callejón, no sé
a dónde me lleve. ¿En dónde estoy? Me pregunto una y otra vez. ¿Qué hago aquí?
¿Qué hago aquí? Sigo caminando. Giro a la izquierda. Llego a una esquina,
empapada. Miro a ambos lados, ella está ahí, frente a mí. Me detengo en seco,
no se ve su rostro. Sigo caminando, trato de evitarla. Viene tras de mí. Corro
de nuevo, no hay luz en la calle en la que corro, más que un farol. Muy lejos
de mí, debo alcanzarlo, no debo mirar atrás. Llego al farol, retrocedo un par
de pasos. Creo que estoy a salvo. Siento un escalofrió, y no es del frio. Me
toma de los hombros, me zafo casi por inercia. Y sin darme cuenta, me golpeo la
cabeza con el farol.
Desperté después de un rato, no sabía dónde estaba, baje las
escaleras y daba a la estación, ¿Cómo llegue aquí? Lo ignoro. Miro a todos
lados, estoy sola... Espero el tren. Una persona llega del otro lado.
Lluvia
0
Querida Keyra:
Tú le perteneces a alguien más, y yo, sin embargo, pertenezco al pasado. El verte partir, alejarte de mí y, sobre todo, darme cuenta que el culpable de todo fui yo. ¿O quizás fuiste tú? No estoy seguro. O simplemente, para no lastimarnos más es más fácil decir, no eres tú. ¿Por qué usar esos términos? No tienen ningún sentido. Es mejor darse cuenta que al acabar una relación, no fue culpa solo de una persona. La relación es de dos, por lo que la culpa es de ambos. No te culpes a ti misma, Keyra.
Hace 2 años que recibí tu carta. Y después de meditarlo mucho, decidí contestarte.
Yo sé que tú ya tienes una nueva vida, nueva pareja, y nuevas oportunidades en tu camino. No has sido la única. ¿Qué me costó superar tu partida? Sí. Sufrí como no tienes idea. Miro el tiempo atrás, y recuerdo las risas, las emociones, nuestros momentos juntos, los abrazos, los besos, cuando hacíamos el amor, los reclamos, los gritos… Eso es inevitable de olvidar.
¿Sabes? Todos esos momentos que vivimos, no le pertenecen a nadie, ni siquiera a ti, ni a mí. Le pertenecen a la historia. Sé que suena ridículo, pero es algo que quisiéramos o no, siempre se mantendrá escrita esa historia en algún lado.
Varias noches desee, que volvieras a mí, que volvieras a casa. Así podríamos intentarlo bien. Pero no, nunca ocurrió y no ocurrirá. Respete tu decisión. Y comencé una nueva vida porque así lo pediste. Y con lágrimas en los ojos… te deje marchar.
Tengo un recuerdo muy preciado aun en mi memoria. Recuerdo cuando en los días lluviosos, solíamos sentarnos en el balcón. Veíamos la lluvia caer, abrazados, tomando una taza de chocolate cada uno. Hundidos en el silencio. No teníamos nada que decirnos. Sólo… pasábamos el rato y lo disfrutábamos. Adoraba cuando llovía. Y ahora, cuando llueve, esos momentos no los puedo revivir, no es lo mismo. Sólo era algo que podía hacer contigo.
Tal vez suene aun más ridículo, y a cierto punto, algo obsesionado de mi parte, pero debes saber, que hace poco, te veía, en mi memoria, y sin verte, te recuerdo exactamente, gracias a las fotografías que decidí quedarme. Unas fotos viejas que, ya están deterioradas debido al paso de los años. Están ya desgastadas, al igual que las promesas que te hacia a ti, que tú me hacías a mí. Pero debido al tiempo, se perdieron. Recuerdo la última vez que estuvimos juntos, tu mirada se veía cansada y aburrida. Yo te veía sin decir nada, creyendo, que solamente eran percances entre los dos. Yo sabía que nada era para siempre, pero nunca creí que terminaría tan pronto.
Sé que ahora no habrá nada que te haga volver. Ni siquiera sé si estas en las mejores condiciones en tu nueva vida. A veces me pregunto, si estas en el sillón fumando un cigarro como solías hacerlo cuando estabas por acá. Yo espero que estés bien. Lamento haber contestado la carta muy tarde. Pero es mejor hacerlo ahora que nunca. Ha empezado a llover. Volveré una vez más a verla caer solo. No pido que regreses, pero pido una contestación de regreso. Quiero saber como estas, como te ha ido; si has encontrado pareja que te haga feliz, aun más a como yo lo hice. Y creo que si sigo escribiendo en verdad creo que explotare en un llanto incontrolable. Debes saber que te extraño, ya no respecto a lo sentimental, si no como persona.
Espero tu respuesta, Keyra.
Suerte.
Gael
Tú le perteneces a alguien más, y yo, sin embargo, pertenezco al pasado. El verte partir, alejarte de mí y, sobre todo, darme cuenta que el culpable de todo fui yo. ¿O quizás fuiste tú? No estoy seguro. O simplemente, para no lastimarnos más es más fácil decir, no eres tú. ¿Por qué usar esos términos? No tienen ningún sentido. Es mejor darse cuenta que al acabar una relación, no fue culpa solo de una persona. La relación es de dos, por lo que la culpa es de ambos. No te culpes a ti misma, Keyra.
Hace 2 años que recibí tu carta. Y después de meditarlo mucho, decidí contestarte.
Yo sé que tú ya tienes una nueva vida, nueva pareja, y nuevas oportunidades en tu camino. No has sido la única. ¿Qué me costó superar tu partida? Sí. Sufrí como no tienes idea. Miro el tiempo atrás, y recuerdo las risas, las emociones, nuestros momentos juntos, los abrazos, los besos, cuando hacíamos el amor, los reclamos, los gritos… Eso es inevitable de olvidar.
¿Sabes? Todos esos momentos que vivimos, no le pertenecen a nadie, ni siquiera a ti, ni a mí. Le pertenecen a la historia. Sé que suena ridículo, pero es algo que quisiéramos o no, siempre se mantendrá escrita esa historia en algún lado.
Varias noches desee, que volvieras a mí, que volvieras a casa. Así podríamos intentarlo bien. Pero no, nunca ocurrió y no ocurrirá. Respete tu decisión. Y comencé una nueva vida porque así lo pediste. Y con lágrimas en los ojos… te deje marchar.
Tengo un recuerdo muy preciado aun en mi memoria. Recuerdo cuando en los días lluviosos, solíamos sentarnos en el balcón. Veíamos la lluvia caer, abrazados, tomando una taza de chocolate cada uno. Hundidos en el silencio. No teníamos nada que decirnos. Sólo… pasábamos el rato y lo disfrutábamos. Adoraba cuando llovía. Y ahora, cuando llueve, esos momentos no los puedo revivir, no es lo mismo. Sólo era algo que podía hacer contigo.
Tal vez suene aun más ridículo, y a cierto punto, algo obsesionado de mi parte, pero debes saber, que hace poco, te veía, en mi memoria, y sin verte, te recuerdo exactamente, gracias a las fotografías que decidí quedarme. Unas fotos viejas que, ya están deterioradas debido al paso de los años. Están ya desgastadas, al igual que las promesas que te hacia a ti, que tú me hacías a mí. Pero debido al tiempo, se perdieron. Recuerdo la última vez que estuvimos juntos, tu mirada se veía cansada y aburrida. Yo te veía sin decir nada, creyendo, que solamente eran percances entre los dos. Yo sabía que nada era para siempre, pero nunca creí que terminaría tan pronto.
Sé que ahora no habrá nada que te haga volver. Ni siquiera sé si estas en las mejores condiciones en tu nueva vida. A veces me pregunto, si estas en el sillón fumando un cigarro como solías hacerlo cuando estabas por acá. Yo espero que estés bien. Lamento haber contestado la carta muy tarde. Pero es mejor hacerlo ahora que nunca. Ha empezado a llover. Volveré una vez más a verla caer solo. No pido que regreses, pero pido una contestación de regreso. Quiero saber como estas, como te ha ido; si has encontrado pareja que te haga feliz, aun más a como yo lo hice. Y creo que si sigo escribiendo en verdad creo que explotare en un llanto incontrolable. Debes saber que te extraño, ya no respecto a lo sentimental, si no como persona.
Espero tu respuesta, Keyra.
Suerte.
Gael
Amaba...
0
Querido Gael:
Sé que han pasado dos semanas desde que me he mudado, y debo decir, que es un gran cambió para mí y una gran oportunidad para hablarte de todo: los cambios, mi nueva vida, nuevos conocidos, y... Un nuevo camino.
Sé que debí decirte antes sobre mi traslado. Pero no tenía las agallas para hacerlo. He de aprovechar para decirte mis razones sobre el cambio.
Al principio, el estar contigo eran momentos totalmente únicos, hermosos, llenos de amor y ternura. Había magia hace tan sólo un par de años. Ahora, he de decirte toda la verdad: te amaba, de eso no tengas duda. Pero temo decirte que todo fue un engaño. Tanto para ti como para mí. Esto es irónico, te amaba, pero al tiempo te mentía a ti y a mí misma. Ridículo incluso que, a pesar de todo, fue una mentira desde el inicio. El pensar que eras mi uno entre un millón; que estaba completa el estar contigo. Hace tan solo un par de meses me di cuenta que estaba equivocada. Pensar que toda la magia que había entre nosotros, murió.
Me encantaba todo tu ser: la colonia que usabas, como cuidabas tu imagen tan narcisista, las tonterías que decías... Había una infinidad de cosas que amaba de ti. Pero no era más que un reflejo de una fantasía errónea que creaba el amor que sentía hacía ti.
Me gustaba la manera en que me mirabas, como me besabas y tus abrazos tan cálidos y protectores. El cómo me abrazabas por detrás y me besabas en la mejilla. Amaba, todas ésas sonrisas que me dedicabas cada mañana. Como me mirabas, con esa sinceridad tan tuya. Me gustaba que dijeras sí a la mayoría de las locuras que se nos ocurrían.
No estoy muy segura como me di cuenta que todo era totalmente rutinario, que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido. Incluso, me agobiaba que siempre quisieras estar conmigo. Me agobiaba tu falta de iniciativa hacía algo. No soportaba tus cambios de humor hacía mi persona. El olor de tu colonia me molestaba y odiaba cuando te mirabas al espejo por más de 5 minutos. Empecé a darme cuenta que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido.
Me aburría. Me aburría la rutina.
Las razones de mi traslado deben quedar más que claro. Sé que es cobarde de mi parte pero creí que era lo mejor. Lo mejor para ti, lo mejor para mí. Puede que suene egoísta. Que todo lo que pase siempre tenga que estar yo primero antes que los demás. Pero nunca encontré la manera para arreglar las cosas. En cambio, he creído que tú tampoco hubieras encontrado la forma de salir de esta situación. Te adoraba, pero no. Ya ha pasado demasiado tiempo mintiéndonos el uno al otro.
Dos años, fue lo que duramos; dos, fueron en número de veces que hicimos el amor; dos, fueron las veces que terminamos; dos, fueron los días que tardamos en volver; y dos, fueron los meses en que me di cuenta de nuestro error. Y ahora, dos fueron el numero de discusiones que tuvimos la última semana en que nos vimos.
Ahora he de continuar con mi camino, y tú con el tuyo. Sí he de mentir de nuevo, me alegro que ya no sea contigo, ya no contra ti.
Lo siento mucho, te deseo lo mejor.
Keyra
Sé que han pasado dos semanas desde que me he mudado, y debo decir, que es un gran cambió para mí y una gran oportunidad para hablarte de todo: los cambios, mi nueva vida, nuevos conocidos, y... Un nuevo camino.
Sé que debí decirte antes sobre mi traslado. Pero no tenía las agallas para hacerlo. He de aprovechar para decirte mis razones sobre el cambio.
Al principio, el estar contigo eran momentos totalmente únicos, hermosos, llenos de amor y ternura. Había magia hace tan sólo un par de años. Ahora, he de decirte toda la verdad: te amaba, de eso no tengas duda. Pero temo decirte que todo fue un engaño. Tanto para ti como para mí. Esto es irónico, te amaba, pero al tiempo te mentía a ti y a mí misma. Ridículo incluso que, a pesar de todo, fue una mentira desde el inicio. El pensar que eras mi uno entre un millón; que estaba completa el estar contigo. Hace tan solo un par de meses me di cuenta que estaba equivocada. Pensar que toda la magia que había entre nosotros, murió.
Me encantaba todo tu ser: la colonia que usabas, como cuidabas tu imagen tan narcisista, las tonterías que decías... Había una infinidad de cosas que amaba de ti. Pero no era más que un reflejo de una fantasía errónea que creaba el amor que sentía hacía ti.
Me gustaba la manera en que me mirabas, como me besabas y tus abrazos tan cálidos y protectores. El cómo me abrazabas por detrás y me besabas en la mejilla. Amaba, todas ésas sonrisas que me dedicabas cada mañana. Como me mirabas, con esa sinceridad tan tuya. Me gustaba que dijeras sí a la mayoría de las locuras que se nos ocurrían.
No estoy muy segura como me di cuenta que todo era totalmente rutinario, que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido. Incluso, me agobiaba que siempre quisieras estar conmigo. Me agobiaba tu falta de iniciativa hacía algo. No soportaba tus cambios de humor hacía mi persona. El olor de tu colonia me molestaba y odiaba cuando te mirabas al espejo por más de 5 minutos. Empecé a darme cuenta que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido.
Me aburría. Me aburría la rutina.
Las razones de mi traslado deben quedar más que claro. Sé que es cobarde de mi parte pero creí que era lo mejor. Lo mejor para ti, lo mejor para mí. Puede que suene egoísta. Que todo lo que pase siempre tenga que estar yo primero antes que los demás. Pero nunca encontré la manera para arreglar las cosas. En cambio, he creído que tú tampoco hubieras encontrado la forma de salir de esta situación. Te adoraba, pero no. Ya ha pasado demasiado tiempo mintiéndonos el uno al otro.
Dos años, fue lo que duramos; dos, fueron en número de veces que hicimos el amor; dos, fueron las veces que terminamos; dos, fueron los días que tardamos en volver; y dos, fueron los meses en que me di cuenta de nuestro error. Y ahora, dos fueron el numero de discusiones que tuvimos la última semana en que nos vimos.
Ahora he de continuar con mi camino, y tú con el tuyo. Sí he de mentir de nuevo, me alegro que ya no sea contigo, ya no contra ti.
Lo siento mucho, te deseo lo mejor.
Keyra
El Detective
0
Regresaba de mi trabajo, ya muy tarde por la noche,
alrededor de las 23 horas. Manejaba en calma y muy lentamente. Sin prisa
alguna. El camino estaba desolado. Baje un poco la ventana para respirar aire
fresco y entro una brisa muy refrescante. Encendí la radio y se escuchaba “Alex
on the spot” de Hans Zimmer. “Nada mal”. Pensé. Y mis pensamientos fueron
interrumpidos por una silueta delante mío. Desvié el auto por instinto y casi
se provoca un derrape. Por un momento pensé que era un fantasma o algo por el
estilo pero no. Era un “alguien”. Baje del auto, enfadado, por ver quien había
sido el “animal” que se atravesó de esa manera. ¿Y qué me encontré? Una chica
de tez blanca tirada en el suelo llorando. Muy linda por cierto. No se veía ni
más grande ni más chica que yo. Tenía una belleza inigualable. Cabello negro,
tez blanca, un cuerpo que con sólo verlo me provocaba una sensación erótica y
por la forma en que iba vestida, me provocaba arrancarle la ropa. Me le quede
mirando unos momentos y en ningún momento me vio. “Esto es una broma”. Me di la
vuelta y me dispuse a marcharme. Subí a mi auto y acelere. Di una última vista
hacia atrás y ella seguía ahí. “No gires, no gires, no gires”. Dije para mí. Y…
joder. Termine dando vuelta. Dejarla ahí seria un asesinato. Otro cabron que
pasase no la vería y ella terminaría muerta. Me estacione a unos pasos de ella,
la mire y ella me miro de vuelta. Sin
articular palabra, la tome por los brazos y ella algo confundida, sólo se
limito a observarme. La senté en los asientos de atrás y me dirigí hacia mi
asiento.
Conduje apenas unos 5 minutos, y ella aun no articulaba palabra. La veía por el retrovisor y ella mantenía la cabeza baja. Supongo que estaba asustada. ¿Y quién no lo estaría? Que alguien que estuvo a punto de matarte te recoja y no sepas hacia donde te lleve, sí esta cañón.
-Llegaremos a Cuenca en media hora. ¿Vives por allá? – Asintió con la cabeza y me miro fijamente. ¿Acaso era muda o qué? Por otro lado, ¿Qué hacia caminando en medio de la nada y vestida como prostituta? Hubo un semáforo en rojo y me detuve. Aproveche para seguir hablando con ella. –Bueno cuando lleguemos quiero que me digas por donde está tu casa y…
-Rebecca… Me llamo Rebecca. –Comenzó a hablar ella y no aparto la vista del retrovisor.
-“Vaya forma de interrumpirme”, pensé. -Un placer. Soy el detective Asael Monteverde.
-¿Asael Monteverde? ¿Enserio eres tú? ¡No puedo creerlo! ¡Cuánto tiempo! Quizás tu no me recuerdes pero yo sí, ¡Íbamos juntos en la preparatoria!
-¿Es enserio? No me digas que tú eras esa chica tan tímida que siempre se sentaba en la parte de atrás como marginada social. Es la única Rebecca que recuerdo.
-Hmph, pues sí, soy esa “chica marginada social” que dices. ¿Enserio era tan amargada?
-Algunas veces. ¿Sabes? No te habría reconocido de no haber sido por qué me lo recordaras. Has cambiado mucho, bueno me refiero físicamente.
-Y de ti, ni que decir. Que ahora seas un detective, si es algo que no me esperaba. Y menos de ti.
-De acuerdo… no preguntare la razón. –Rebecca soltó una carcajada y giro la cabeza hacia la ventana.
-Antes de llevarte a tu casa, te llevare al hospital, puede que te haya pasado algo cuando frene frente a ti.
-No, no. No es necesario. Estoy bien. Sólo quiero irme a mi casa. – Volví a verla por el retrovisor y en su mirada se notaba nostalgia, tristeza. Busco entre su bolso y saco un cigarrillo. No dude en estirarme para ofrecerle fuego para su cigarrillo. El olor de este inundo el coche y termine por fumarme uno también. El semáforo por fin se puso en verde y continúe el camino. Volví a mirarla por el retrovisor y podría jurar que una lagrima rodaba por su mejilla. –Quizás esto no sea de mi conveniencia, pero nunca he tolerado ver a una mujer como tu llorar. ¿Ocurrió algo? ¿Algo por lo que hubieras perdido la razón y por consecuencia caminaras en medio de la carretera?
-Tonterías simplemente. – Dijo a la vez que le dio un golpe a su cigarrillo y se mantuvo así por unos instantes. Solté una carcajada y continúe.
-¿Tonterías dices? De haberlo sido no estuvieras llorando. –Medito mis palabras, miro hacia fuera de la ventana y empezó a hablar.
-Estando en el antro de la ciudad… mi novio cree que puede aprovecharse de mí sólo porque tiene dinero. Incluso cree que por tenerlo puede serme infiel cuando se le pegue la gana. –En su tono de voz se notaba que estaba furiosa con aquel hombre. Y por otro lado, ¿Cómo podía hacerle eso a tan semejante mujer? Que marica parece ser.
-Pero me imagino que aun sigues con él ¿no? Quiero decir, muchas mujeres perdonan esa clase de estupideces de un hombre. –Me miro desconcertada y elevando su tono de voz, prosiguió.
-¿Seguir con él? ¡Dejarlo creo que fue lo mejor que pude haber hecho! Haber continuado con este tipo, me habría privado del resto de mi vida con tan sólo 23 años.
-¡23 años! Aun siendo un año mayor que tu, no pareces de esa edad. Te vez por lo menos de unos 20 años.
-Me alagas, pero no es para tanto. – Solté una segunda carcajada y la mire a los ojos por el retrovisor. De igual forma, ella soltó una pequeña risita y me miro de igual manera. -Al menos aun conservas tu sentido del humor y no te has vuelto un amargado como muchos.
-¿Debería decir gracias? –Rio un poco y mantuvo una sonrisa en su cara por un buen rato. –Bueno, ya llegamos a Cuenca. Dime por donde está tu casa y llegaremos pronto.
El resto del camino fue bastante callado. No hablamos más. Sólo para decirme las indicaciones. Llegamos a su casa y su mirada se oscureció.
-Bien… aquí quedamos Rebecca. –Me miro una vez más y abrió un poco sus labios y suspiro.
-¿Quieres pasar un rato? –La mire sorprendido. Me pasme un momento y con un movimiento de cabeza, accedí.
Entramos a su apartamento y en el aire había un ligero aroma a incienso. Me invito a sentarme y ella fue a otra habitación. Cuando regreso, traía consigo un par de copas y un vino tinto. Platicamos un largo rato. Dieron la 1 de la mañana y seguíamos en vela.
-Creo que ya es hora de que me vaya, me esperan. –Ella me miro con sus ojos verdes y comenzó a tartamudear algo, pero no entendí nada. Rebecca estaba ya pasada de copas y no tenía idea de que decía. Y también yo. Nos levantamos del sillón al tiempo y uno de sus tacones altos se atoro en la alfombra y se balanceo hacia mí. La sostuve contra mi pecho. Tenía un poco la vista nublada pero no lo suficiente para no dejarme ver su rostro sonrojado. Sus ojos verdosos me miraron una vez más y yo hice lo mismo. Y en un leve movimiento, la bese. Fue un beso largo, húmedo y profundo. No nos despegamos ni un instante sólo para respirar por la falta de aire. Nos encontrábamos sólo ella, yo, y aquella alfombra tan esponjosa bajo nuestro. Lentamente descendimos hacía el suelo quedando en cuclillas, y por último, sentados muy cerca, uno del otro. Transcurrieron los minutos y la ropa fue sobrando. Nuestros cuerpos cálidos estaban demasiado juntos y cada caricia de ella me volvía loco. No tengo idea de cuántos orgasmos le provoque ni sé cuántos orgasmos me provocó. La embestí repetidas veces hasta llegar al clímax de aquel acto.
Terminamos acostados en la alfombra cubiertos con un par de sábanas que Rebeca saco de un baúl. Encendió otro cigarrillo y yo imite la misma acción. Su reloj de pared indicaba las 2:30 am y aún así, todavía tenía la energía para seguir despierto junto a ella. Seguíamos hablando como si nada hubiese pasado.
-Sí, si tengo esposa. Pero con mi trabajo casi no paso tiempo en casa, apenas sí la veo y siento que estamos a un paso del divorcio. No tenemos hijos así que sería fácil.
-¿No te sientes sólo? ¿En el aspecto sentimental?
-La verdad es que sí, pero no puedo hacer nada, me la paso muy ocupado. Yo, si volviese a formar otra relación, dejaría mi trabajo por ella, o al menos solicitaría un puesto de medio tiempo. -Embozo una sonrisa y aspiro con fuerza el cigarrillo. Dirigió su mirada hacía el suelo y hablo.
-Te seré honesta, me gusto estar contigo, a pesar de que sólo llevamos unas horas de estar juntos después de tanto. -Me alegre de oír eso y le plantee un beso más. -Después de esto... ¿Tú tendrías alguna relación sentimental conmigo? -Mi sonrisa se hizo más grande y afirme.
-Por supuesto. Sucesos como éste no suceden todos los días. -Vi un brillo en sus ojos y me abrazo. Era raro todo esto. No creía posible que fuese realidad.
-Hay una última cosa que quiero hacer.
-¿Y eso es?
-Mi anterior novio dijo que regresaría arrastrándome a sus pies. Quiero demostrarle que estaba equivocado. -En su mirada se notaba que estaba decidida a afrontarlo. Me ofrecí a llevarla ahora mismo y acepto.
El reloj marcaba las 3:07 am. Ahora sí se sentía el aire bastante frío. Subimos al auto y esta vez Rebecca se sentó en la parte de adelante. Encendió el radio y no pude reconocer la canción pero era demasiado lenta.
-Y dime, ¿Cómo es tu esposa? ¿Cómo se llama?
-Cinthya. Es del tipo de mujeres que quieren que hagas todo lo que te dice. No le interesaba saber sobre mi trabajo y sin embargo me cuestionaba demasiado sobre éste; que sí porque me había metido en un asunto, porque ayude a ésas personas, que quien era Lucia (es la secretaria de la oficina) y cosas como esas. Con el paso de los años perdió el interés en todo ello y comenzó a distanciarse de mí. A veces he creído que me ha sido infiel. -Rebecca me escuchaba con mucha atención y veía en sus ojos que quería saber más.
-¿Cuánto tienen de casados?
-3 años aproximadamente. Al principio todo iba bien pero ya sabes, el tiempo lo mata todo.
-Pero siempre llegarán más personas a tu vida. -Me sonrió y le devolví la sonrisa. Vi el antro frente a mí e iba a estacionarlo, cuando se me ocurrió preguntar:
-Acerca del que era tu novio, ¿Cómo sabías que te engañaba? -Dije al tiempo que estacionaba mi Volvo C30. Lo estacione entre dos autos. Nos quedamos dentro del auto un momento más y al fin Rebecca hablo:
-Lo vi ayer en la noche. Dijo que él se había enamorado de verdad de esa mujer. Le grite y ella lo defendió. Terminamos y me di la vuelta. Y escuché como le decía a ella "la conozco, va a volver arrastrándose por mí". Me molesto demasiado.
-¿Y estás segura que aún está el aquí?
-Completamente. -Se veía segura así que definitivamente debía estar aquí.
Bajamos de mi auto y nos dirigimos a la entrada. En cadenero nos permitió el acceso y entramos al bar. Rebecca me tomo de la mano mientras buscaba a éste tipo.
-¡Oh! Ahí está -Señaló hacía la barra y me quedé pasmado. Aquel hombre besaba a una mujer de cabellos azabaches y ella lo abrazaba del cuello. ¿Era enserio?
-Bien, vamos Asael. -Dio un tirón de mi brazo y yo me mantuve en el mismo lugar. Rebecca me miro desconcertada y trato de ver en la misma dirección donde yo miraba. Miraba aquella mujer que él besaba. -¿Ocurre algo? -Y con algo de rudeza, respondí:
-Esa es mi esposa.
Transformación
0
-Simplemente ve hacia esas
colinas.
-¿Qué se supone que debo ver?
-Todo we. Sí te das cuenta, en lo más chico que puedes llegar a ver, se encuentra ahí. Tal vez para ti es sólo una colina. Para mí, lo más probable es que ahí, haya historia; quizás ahí se encuentre una de las razones por las que ahora una familia este junta; tal vez ahí, se formo una gran amistad, o bien, varias parejas han hecho el amor. Lo que debes ver es, más allá. Tan sólo imagina, cuantas historias han ocurrido en ese lugar.- Dijo aquel chico que ahora mismo se encontraba a mi lado. No estaba hablando con el pero… escuchar su conversación era sumamente… atrayente. No pude evitar escuchar su plática. El segundo chico medito sus palabras unos minutos y prosiguió.
-Si es verdad lo que me estás diciendo, incluso es una excelente idea para una historia. - ¿Una historia? Tenía la mera corazonada de que este tipo también encontraba el gusto por la escritura. El sol comenzaba a molestarme y quería irme de ahí; de igual manera, el aire se volvió más fuerte y casi me impedía concentrarme en oírlos, pero quise quedarme hasta que acabaran.
-¡Exacto we! Ósea, ¡Hay muchísimas cosas que con tan sólo verlas puedes imaginarte miles de anécdotas para redactarlas! Escucha, tu escribes bien, son buenos, pero necesitas un poco más de imaginación y verosimilitud. ¡Mira esa nube!
-Según tú, ¿Qué debo ver? – El segundo chico parecía bastante concentrado en las palabras del primero. El segundo tenía la apariencia de un chico realmente relajado; tenía un arete en cada oreja y otro más en la ceja. De cabello largo hasta los hombros e iba vestido de negro y tenía puestos unos botines hasta la rodilla, al más puro estilo de Steven Tyler. ¿Cómo soportaba el calor de Teotihuacán? Si yo que iba vestida de blanco me estaba matando el calor. Ir de negro hubiera sido mi funeral. Estar en la cima de la pirámide del sol, es proporcional a arriesgarte de que el sol te quemara aun más. Mis respetos para el segundo chico en todos los sentidos. El primer chico, sólo llevaba unos jeans rotos y una playera negra de AC/DC. Buena elección.
-Tiene forma de un caballo saltando las vallas. –Gire la cabeza discretamente para ver aquella nube. ¿Caballo saltando las vallas? Yo no veía nada. Sin embargo esos dos se entendían súper bien y el segundo chico le dio la razón. Nuevamente volvió a señalarle que viera al horizonte y le dijo que estaría fregón estar ahí. Volví a voltear y se veía que iba a llover hacia donde él apuntaba. Por un momento me sentí hueca. No poder ver más allá de lo que hablaba, me entraba una sensación de estrés.
-Creo que se te paso la mano ahora. Yo no veo ningún caballo, lo que veo es un gato recostado en su cama. -¿Qué, qué? Definitivamente me faltaba imaginación.
-¿Sabes cuál sería una buena idea así bien chingona? Relacionar a todos los mejores músicos en una historia y que todos discutieran sobre sus vidas; Bob Marley, The Beatles, Kiss, AC/DC, the Rolling Stone, Santana, Michael Jackson…
-Haber ya we, ya entendí, estaría también bueno algo así.
-Pasando a otro tema, es realmente interesante como un mamífero como el ser humano, puede crear miles de formas. ¡Como la tecnología! Ósea yo me acuerdo cuando era pequeño que la novedad eran los relojes con calculadora. Ahora es una burla. Si a este paso, la tecnología ya esta tan avanzada, no puedo ni imaginarme en 10 años que habrá.
-Dicen que va a llegar un día donde ya no existan los celulares, si no que se van a crear unos microchips que se colocaran en el cráneo y será mucho más sencillo comunicarse que cargar estos tabiques. –Estuve a punto de soltar una risa burlona ante eso, pero me detuve un momento a pensar que, es cierta forma, puede ser verdad. No me sorprendería nada si en un futuro cercano eso fuera realidad.
-¡No jodas con eso! ¡Eso es relativamente imposible! – Dijo el primer chico, en su cara tenía una expresión de sorpresa. ¿De verdad se le hacía tan imposible esa posibilidad? A mí ya no.
-Hermano, ya todo es posible. Si ya hasta existe el kinect para xbox360, eso supera el Nintendo Wii que era la novedad apenas hace unos 4 años. ¿Y todavía dudas sobre si se crearan los microchips?
-Viéndolo de esa forma, puede que tengas razón. – Se quedaron en silencio otro buen rato. El viento se había hecho aun más fuerte y sentía que me jalaba por la fuerza. Ya eran alrededor de las 5:30 de la tarde y ya la gente comenzaba a bajar de la pirámide. No tardarían en bajar a toda la gente por completo.
-Bien, aun tenemos tiempo antes de que cierren, ¿Te parece si vamos a la de la Luna?
-Hmph, si claro, ¿Aun tienes las “paletitas” de “chile”? – ¿Las “paletitas”? ¿De “chile”? No me agrado nada como sonó eso. Agudice mi oído y continuo.
-Sí we, pero te doy bajando de aquí, sería un desperdicio de coca aquí arriba, ya sabes por el viento, se lo llevaría volando y no podríamos disfrutarlo otro rato. – Ambos se alejaron de donde me encontraba. Me quede atónita. ¡¿Ósea que estaban drogados?! Era demasiado bueno para ser verdad, me habían inspirado por todo lo que dijeron y para que al final me diera cuenta de que hablaban de todo eso porque estaban en un viaje. Suspire profundo, me quede unos minutos más en la cima y al final terminaron por decirme que iban a cerrar. Descendí y volví a encontrar a ese par. Seguían hablando, y por supuesto tuve la tentación de quedarme, pero… si me desilusiono demasiado que hubieran estado drogados todo el tiempo.
-¿Qué se supone que debo ver?
-Todo we. Sí te das cuenta, en lo más chico que puedes llegar a ver, se encuentra ahí. Tal vez para ti es sólo una colina. Para mí, lo más probable es que ahí, haya historia; quizás ahí se encuentre una de las razones por las que ahora una familia este junta; tal vez ahí, se formo una gran amistad, o bien, varias parejas han hecho el amor. Lo que debes ver es, más allá. Tan sólo imagina, cuantas historias han ocurrido en ese lugar.- Dijo aquel chico que ahora mismo se encontraba a mi lado. No estaba hablando con el pero… escuchar su conversación era sumamente… atrayente. No pude evitar escuchar su plática. El segundo chico medito sus palabras unos minutos y prosiguió.
-Si es verdad lo que me estás diciendo, incluso es una excelente idea para una historia. - ¿Una historia? Tenía la mera corazonada de que este tipo también encontraba el gusto por la escritura. El sol comenzaba a molestarme y quería irme de ahí; de igual manera, el aire se volvió más fuerte y casi me impedía concentrarme en oírlos, pero quise quedarme hasta que acabaran.
-¡Exacto we! Ósea, ¡Hay muchísimas cosas que con tan sólo verlas puedes imaginarte miles de anécdotas para redactarlas! Escucha, tu escribes bien, son buenos, pero necesitas un poco más de imaginación y verosimilitud. ¡Mira esa nube!
-Según tú, ¿Qué debo ver? – El segundo chico parecía bastante concentrado en las palabras del primero. El segundo tenía la apariencia de un chico realmente relajado; tenía un arete en cada oreja y otro más en la ceja. De cabello largo hasta los hombros e iba vestido de negro y tenía puestos unos botines hasta la rodilla, al más puro estilo de Steven Tyler. ¿Cómo soportaba el calor de Teotihuacán? Si yo que iba vestida de blanco me estaba matando el calor. Ir de negro hubiera sido mi funeral. Estar en la cima de la pirámide del sol, es proporcional a arriesgarte de que el sol te quemara aun más. Mis respetos para el segundo chico en todos los sentidos. El primer chico, sólo llevaba unos jeans rotos y una playera negra de AC/DC. Buena elección.
-Tiene forma de un caballo saltando las vallas. –Gire la cabeza discretamente para ver aquella nube. ¿Caballo saltando las vallas? Yo no veía nada. Sin embargo esos dos se entendían súper bien y el segundo chico le dio la razón. Nuevamente volvió a señalarle que viera al horizonte y le dijo que estaría fregón estar ahí. Volví a voltear y se veía que iba a llover hacia donde él apuntaba. Por un momento me sentí hueca. No poder ver más allá de lo que hablaba, me entraba una sensación de estrés.
-Creo que se te paso la mano ahora. Yo no veo ningún caballo, lo que veo es un gato recostado en su cama. -¿Qué, qué? Definitivamente me faltaba imaginación.
-¿Sabes cuál sería una buena idea así bien chingona? Relacionar a todos los mejores músicos en una historia y que todos discutieran sobre sus vidas; Bob Marley, The Beatles, Kiss, AC/DC, the Rolling Stone, Santana, Michael Jackson…
-Haber ya we, ya entendí, estaría también bueno algo así.
-Pasando a otro tema, es realmente interesante como un mamífero como el ser humano, puede crear miles de formas. ¡Como la tecnología! Ósea yo me acuerdo cuando era pequeño que la novedad eran los relojes con calculadora. Ahora es una burla. Si a este paso, la tecnología ya esta tan avanzada, no puedo ni imaginarme en 10 años que habrá.
-Dicen que va a llegar un día donde ya no existan los celulares, si no que se van a crear unos microchips que se colocaran en el cráneo y será mucho más sencillo comunicarse que cargar estos tabiques. –Estuve a punto de soltar una risa burlona ante eso, pero me detuve un momento a pensar que, es cierta forma, puede ser verdad. No me sorprendería nada si en un futuro cercano eso fuera realidad.
-¡No jodas con eso! ¡Eso es relativamente imposible! – Dijo el primer chico, en su cara tenía una expresión de sorpresa. ¿De verdad se le hacía tan imposible esa posibilidad? A mí ya no.
-Hermano, ya todo es posible. Si ya hasta existe el kinect para xbox360, eso supera el Nintendo Wii que era la novedad apenas hace unos 4 años. ¿Y todavía dudas sobre si se crearan los microchips?
-Viéndolo de esa forma, puede que tengas razón. – Se quedaron en silencio otro buen rato. El viento se había hecho aun más fuerte y sentía que me jalaba por la fuerza. Ya eran alrededor de las 5:30 de la tarde y ya la gente comenzaba a bajar de la pirámide. No tardarían en bajar a toda la gente por completo.
-Bien, aun tenemos tiempo antes de que cierren, ¿Te parece si vamos a la de la Luna?
-Hmph, si claro, ¿Aun tienes las “paletitas” de “chile”? – ¿Las “paletitas”? ¿De “chile”? No me agrado nada como sonó eso. Agudice mi oído y continuo.
-Sí we, pero te doy bajando de aquí, sería un desperdicio de coca aquí arriba, ya sabes por el viento, se lo llevaría volando y no podríamos disfrutarlo otro rato. – Ambos se alejaron de donde me encontraba. Me quede atónita. ¡¿Ósea que estaban drogados?! Era demasiado bueno para ser verdad, me habían inspirado por todo lo que dijeron y para que al final me diera cuenta de que hablaban de todo eso porque estaban en un viaje. Suspire profundo, me quede unos minutos más en la cima y al final terminaron por decirme que iban a cerrar. Descendí y volví a encontrar a ese par. Seguían hablando, y por supuesto tuve la tentación de quedarme, pero… si me desilusiono demasiado que hubieran estado drogados todo el tiempo.
Sentir
0
Tomo un tintero
Escribo mi sentir
Por todo lo que he sentido
Que sentiré, siento y lo que pase después
Alegría, pena, tristeza
Simplemente desahogarse
No sé en qué momento ocurrió
Cuando todo nuestro amor
Se esfumo sin aviso
Que no habrá segundas oportunidades
Ya todo se perdió
Eso creía yo
Mantenía la esperanza de tenerte de vuelta
Mas sin embargo eso nunca paso
Ni pasara, ni habrá marcha atrás
Tú me has olvidado
Yo quizás no
Ahora tú tienes un nuevo amor
Mientras yo quedo aquí
Con un nudo en mi garganta
Por todo lo que sentí, siento y quizás sentiré por ti
Yo trato de no verte
Y a ella también
Vivo evitándolos
No sé si pueda seguir así
Aun recuerdo que a mí solías tratarme así
Ahora ella es quien lo disfruta
Pero me tranquiliza saber
Que ella terminara igual
Sola, con tu desprecio encima
El bien les deseo
Que vivan su amor
Mientras yo quedo aquí
Con un nudo en la garganta
Por todo lo que sentí, siento y quizás sentiré por ti
No lo sé
El mañana es impredecible
Por lo que mantengo la esperanza
De olvidarte al fin
Y deshacerme del dolor
Que siento en mi
Algún día dejare de sentir
Lo que alguna vez me hiciste sentir
Amor, sólo amor
Quizás obsesión
Pero de algo estoy segura
Fuiste mi primer amor
Mi primer amor de otoño
Y sin poder evitarlo
Comienzo a llorar
Al recordar mi sentir
En esos días de otoño
Donde las hojas marchitas caían
Una a una
Y aun recuerdo cuando me abrazabas por detrás
Yo todavía no me he ido
Aun estoy contigo
Te sigo imaginando abrazándome por detrás
Ahora es un misterio el estar contigo
Me siento tan frágil
Me falta el aire
Se me quita el aire al recordarte
Quedo helada
Y mi corazón se vuelve frío y siente temor
Trato de no mentirle más a mi corazón
Pero al decirle la verdad
Significa una cosa: La muerte de lo que siento por ti
Escribo mi sentir
Por todo lo que he sentido
Que sentiré, siento y lo que pase después
Alegría, pena, tristeza
Simplemente desahogarse
No sé en qué momento ocurrió
Cuando todo nuestro amor
Se esfumo sin aviso
Que no habrá segundas oportunidades
Ya todo se perdió
Eso creía yo
Mantenía la esperanza de tenerte de vuelta
Mas sin embargo eso nunca paso
Ni pasara, ni habrá marcha atrás
Tú me has olvidado
Yo quizás no
Ahora tú tienes un nuevo amor
Mientras yo quedo aquí
Con un nudo en mi garganta
Por todo lo que sentí, siento y quizás sentiré por ti
Yo trato de no verte
Y a ella también
Vivo evitándolos
No sé si pueda seguir así
Aun recuerdo que a mí solías tratarme así
Ahora ella es quien lo disfruta
Pero me tranquiliza saber
Que ella terminara igual
Sola, con tu desprecio encima
El bien les deseo
Que vivan su amor
Mientras yo quedo aquí
Con un nudo en la garganta
Por todo lo que sentí, siento y quizás sentiré por ti
No lo sé
El mañana es impredecible
Por lo que mantengo la esperanza
De olvidarte al fin
Y deshacerme del dolor
Que siento en mi
Algún día dejare de sentir
Lo que alguna vez me hiciste sentir
Amor, sólo amor
Quizás obsesión
Pero de algo estoy segura
Fuiste mi primer amor
Mi primer amor de otoño
Y sin poder evitarlo
Comienzo a llorar
Al recordar mi sentir
En esos días de otoño
Donde las hojas marchitas caían
Una a una
Y aun recuerdo cuando me abrazabas por detrás
Yo todavía no me he ido
Aun estoy contigo
Te sigo imaginando abrazándome por detrás
Ahora es un misterio el estar contigo
Me siento tan frágil
Me falta el aire
Se me quita el aire al recordarte
Quedo helada
Y mi corazón se vuelve frío y siente temor
Trato de no mentirle más a mi corazón
Pero al decirle la verdad
Significa una cosa: La muerte de lo que siento por ti
Elixir peligroso
0
Siempre había odiado el color
rojo. Pero ahora verlo era realmente excitante y hermoso. Su sabor metálico me
envolvía y me prendía de una manera increíble. Ver a Javier al fin derrotado,
era suficiente para mí. Al final recordó quien era. No lo creí posible, hasta
que lo vi viéndome de la misma manera
que aquella noche. Él comenzaba a decir que no tendría el valor de hacerlo, que
no apretaría el gatillo, que nunca tendría las agallas para matarlo, para matar
a la persona que amaba. Sí, que amaba, tiempo pasado, y le demostré que estaba
equivocado respecto al gatillo. Ahora, ¿Qué opinas? Tú estas ya pudriéndote en
el infierno, mientras que yo me estoy muriendo de felicidad por librarme al fin
de ti.
Javier era el típico chico
mujeriego. Iba de chica en chica, buscaba un poco de diversión, sexo, y sobre
todo, entretenerse un rato. Yo era la típica chica rara, que se la pasaba
encerrada en su casa; la chica nerd de
la que todos abusaban y la rata de biblioteca. Javier me busco sólo para
ayudarlo a pasar sus exámenes. Basto con quitarme mi virginidad para
conseguirlo y después desapareció sin más. No sabía nada el alrededor de 5 años
hasta que nos reencontramos en el trabajo. Quien lo diría, un chico como el
terminaría como mi jefe. Pues claro, como lo habría olvidado. Javier era el
hijo del dueño de la empresa. Creo que era obvio porque tiene empleo y tuvo
suerte de ser su hijo, de otro modo hubiera terminado en la calle. Era
comprensible porque era un vale madres.
Por otro lado, 5 años bastaron
para darme un cambio, era totalmente diferente a como era en la universidad y
por supuesto, ya no tenía la apariencia de una chica nerd. Yo apuesto a que el
ni me recuerda. Si no es así, que vergüenza. Me apena irremediablemente de lo
que fui.
Desde que había entrado a la
empresa, nunca hable con él, dudo que supiera que trabajaba ahí. Hasta que se
dio la oportunidad de hablar con él, cambio todo. Me ascendió de puesto e
incluso buscaba oportunidad de salir conmigo. Vaya, lo que hace el maquillaje y
una ropa vintage. Creo que de verdad te cambia; fue cuando en un giro
inesperado, conocí a Vanessa. Otra chica con la que Javier se divirtió. Quien
lo diría, aparte de dejar hijos por doquier (que a pesar de todas las demandas
que le daban, siempre salía victorioso gracias a su estúpido perro de abogado),
dejaba también a bastantes mujeres totalmente solas y en el peor caso, llegaban
a suicidarse o bien quebraban por ayudarlo a él. Volviendo a Vanessa, ella me
propuso engatusarlo a como diera lugar, y con esto hacer que quebrara. Dijo que
sería divertido, que no se daría cuenta y sobre todo que al fin quedaría derrotado.
Ella me puso más maquillaje del que solía usar, y para ser honesta, ni yo misma
me reconocí. Fue bastante… asombroso.
Pasaron varias noches de copas
con Javier y ya tenía por lo menos $100,000 en el banco a mi nombre. Nada mal. Vanessa
estaba encantada conmigo y dijo que todo saldría tal y como se planeo. Me dio
un somnífero muy potente. Después de
tener sexo, Javier no tardo en caer. Vanessa llego al apartamento y me ayudo a
dejarlo totalmente inmóvil sobre su cama. Para cuando despertó, Vanessa y yo
nos encontrábamos a cada lado de la cama. Javier la reconoció a ella al
instante. Y sin más, Vanessa comenzó a torturarlo mentalmente, y con eso, el
trabajo sucio me tocaba a mí. No quería hacer nada, no podría hacerlo. Ella,
llego a su límite de su paciencia y termino por hacer mi parte. Sólo hizo algo
muy mínimo para que el sintiera dolor. Con una turca, poco a poco le arranco
las uñas de su mano izquierda. Sus gritos inundaban la habitación y yo sólo seguía
observando. No sé si era por el miedo o por el morbo que me provocada ver aquel
acto. Vanessa iba por su mano derecha cuando, Javier logro zafarse del agarre
(gracias a su sangre) y se abalanzo contra ella. Debido a mi cobardía, Vanessa
lo pago caro. Él la golpeaba brutalmente mientras yo permanecía de pie, inerte.
Tan sólo mirando aquel acto sin menor intensión de detenerlo. Sus golpes iban directos a tu cara; Vanessa ya
no se movía. Sin embargo Javier continuaba con su acto. Cuando por fin de agoto
y recordó que yo aun seguía en la habitación se levanto, dejándome ver
totalmente a Vanessa. Salía sangre de su cabeza y parecía no respirar. Reaccione
y Javier se volvió hacia mí. Aterrada, trate de salir corriendo de la
habitación pero Javier me tomo bruscamente del brazo y me tiro en el suelo.
Antes de que me hiciera algo, saque la pistola de Vanessa y le apunte a Javier.
Flores Carmesí
0
Entraron a su apartamento y no vieron señal alguna de Marco.
Entraron a la cocina y nada; la sala y nada; el baño y tampoco lo encontraron.
Finalmente entraron a su habitación. Ahí estaba Marco, recostado en el suelo,
totalmente inerte, junto a un charco de sangre, ya seco por supuesto. La
sangre, se veía que había brotado de su garganta. Al haber abierto su garganta debió
haber sido una hemorragia arterial. Las paredes estaban teñidas de rojo y su
cuerpo ya había descendido su temperatura corporal por completo y el cuerpo se
encontraba en descomposición.. Había unas cuantas botellas de vino regadas por
la alfombra, que por cierto habían regado algunos cuantos charcos de vino. Al
principio, la policía cree que se trataba de un asesinato. Pero al poco tiempo
descubren que se trataba de un suicidio. Encontraron sobre su buro unos cuantos
folders que al examinarlos se encontraba su dinero distribuido a algunas
empresas, casas hogar, a algunos de sus familiares y amigos y finalmente una
carta donde declaraba, que no quería seguir viviendo de esa manera tan absurda.
Marco era un hombre pobre, pero muy amable y sutil. Trabajaba como publicista en un periódico poco conocido. La paga era bastante mala y siempre trabajaba horas extras. Pero aun así el era muy afortunado. Tenía una familia que lo adoraba y unos amigos que lo idolatraban con todo su ser. Marco, al acabar la jornada de la semana, tenía la costumbre de comprar boletos de lotería. Siempre le habían dicho que era una pérdida de tiempo y dinero, que nunca ganaría. Sin embargo, Marco siempre mantenía la fe. Desde que había empezado a trabajar, alrededor de 3 años, había comprado cada quincena, un boleto de lotería. Eso era tener agallas de gastar su dinero a lo pendejo. -Hey Marco, ¿Qué paso anoche? ¿Al fin te sacaste la lotería? –Estuve a punto, los primeros 3 dígitos eran los mismos que presentaron en el programa, el cuarto digito la cago todo. Quizás el que haya ganado, se merecía el dinero más que yo –Si, como no. Mejor guárdate el dinero que te den de la próxima quincena y con eso deberías de comprarte otro cinturón, sólo mírate, estas hecho un asco. –Pues a diferencia de ti, yo tengo la esperanza de que algún día me gane la lotería.
Marco era un hombre pobre, pero muy amable y sutil. Trabajaba como publicista en un periódico poco conocido. La paga era bastante mala y siempre trabajaba horas extras. Pero aun así el era muy afortunado. Tenía una familia que lo adoraba y unos amigos que lo idolatraban con todo su ser. Marco, al acabar la jornada de la semana, tenía la costumbre de comprar boletos de lotería. Siempre le habían dicho que era una pérdida de tiempo y dinero, que nunca ganaría. Sin embargo, Marco siempre mantenía la fe. Desde que había empezado a trabajar, alrededor de 3 años, había comprado cada quincena, un boleto de lotería. Eso era tener agallas de gastar su dinero a lo pendejo. -Hey Marco, ¿Qué paso anoche? ¿Al fin te sacaste la lotería? –Estuve a punto, los primeros 3 dígitos eran los mismos que presentaron en el programa, el cuarto digito la cago todo. Quizás el que haya ganado, se merecía el dinero más que yo –Si, como no. Mejor guárdate el dinero que te den de la próxima quincena y con eso deberías de comprarte otro cinturón, sólo mírate, estas hecho un asco. –Pues a diferencia de ti, yo tengo la esperanza de que algún día me gane la lotería.
Y así fue, al poco tiempo, logro ganarse por fin la lotería,
el dinero se había multiplicado por 10 y se había convertido en millonario. En
el momento que lo entrevistaban, le hicieron una pregunta de cómo se sentía al
respecto, a lo que contesto que su perseverancia había sido la clave del éxito.
No basto con eso, y que al otro día iba a renunciar a su trabajo e iba a vivir
en donde le placiera. Y así fue, renuncio y salió de la oficina como si nadie
lo mereciera como amigo. Ni hasta el suelo parecía merecerlo.
Se compro un lindo apartamento de lujo y sus amigos estaban
más unidos a Marco, pero a esté, parecía no importarle tener de cerca sus
amigos. Los comenzó a tratar como si fueran menos e incluso había empezado a
ser muy grosero con todos. Incluso con su familia. Pasaron 3 meses desde que
gano la lotería, y Marco se había quedado solo casi por completo.
Una mañana, salió de su apartamento a tirar su basura, y en
vez de tirarla en algún camión, vio a un indigente cerca y se la arrojo. El
indigente lo vio sin ninguna expresión y Marco sólo se bufo.
Cuando iba a salir a dar una vuelta, el indigente estaba frente a su apartamento. Marco se le acerco y dijo – ¿Qué quiere usted aquí? – El indigente sólo lo miro y del pobre abrigo que usaba, roto, ya casi desecho y sucio, saco unas flores y estiro su brazo para dárselas a Marco. Este último lo miro incrédulo y en vez de recibir las flores, con un movimiento, hizo que las soltara. -¿Por qué me das flores? Yo te di basura, quizás haya comida ahí. No tenias que agradecerme con flores. – El indigente soltó una carcajada y le dijo – No te las estoy dando como agradecimiento. Se dice que todas las personas, regalan lo que tienen en su corazón. – Marco sorprendido lo miro a los ojos, y el indigente sólo le limito a observarlo de arriba abajo. Y ya aburrido de verlo, se fue.
Cuando iba a salir a dar una vuelta, el indigente estaba frente a su apartamento. Marco se le acerco y dijo – ¿Qué quiere usted aquí? – El indigente sólo lo miro y del pobre abrigo que usaba, roto, ya casi desecho y sucio, saco unas flores y estiro su brazo para dárselas a Marco. Este último lo miro incrédulo y en vez de recibir las flores, con un movimiento, hizo que las soltara. -¿Por qué me das flores? Yo te di basura, quizás haya comida ahí. No tenias que agradecerme con flores. – El indigente soltó una carcajada y le dijo – No te las estoy dando como agradecimiento. Se dice que todas las personas, regalan lo que tienen en su corazón. – Marco sorprendido lo miro a los ojos, y el indigente sólo le limito a observarlo de arriba abajo. Y ya aburrido de verlo, se fue.
Marco fue al parque a pensar en las palabras de aquel
hombre. Lo reflexiono, pensó en como era antes, como todos disfrutaban de su compañía
y ahora, había quedado completamente solo por sus fechorías. Se fue hasta el
anochecer del parque. Estuvo vagando por las calles y finalmente, llego a su
apartamento.
Mujer con capucha
0
Antes de acostarme, solía jugar con mis sombras. Ponía una
lámpara apuntando hacia el techo de mi habitación y comenzaba a hacer figuras.
Quizás era algo inmaduro ya que tengo 15 años. A mi edad nadie lo hace. La otra
noche, al estar haciendo figuras, una me pareció graciosa. Incline mi brazo
hacia atrás y me imagine a una mujer con capucha. Pero se torno extraño cuando
baje mi brazo. La sombra seguía ahí. Comencé a hacer movimientos con mis manos,
pero no se reflejaban en el techo, sólo aquella sombra producto de mi brazo.
¿Qué estaba ocurriendo? No se sí fue debido a la falta de luz pero empecé a
tener la impresión que la sombra se acercaba a mi poco a poco. Di un brinco y
encendí la luz de golpe. Mire el resto de mi cuarto en busca de algo fuera del
lugar. Nada. Todo estaba igual. Decidí dejar la luz encendida y me dormí. Al otro día tomaría valor para investigar aquel extraño acontecimiento.
Al caer la noche me dispuse a hacerlo. Tome aire y apague las luces. Encendí mi lámpara sobre mi mesita de noche y observe que estaban más sombras en el techo y las paredes. Danzaban sin césar unas a otras y comencé a imaginar una melodía de fondo acorde a sus movimientos. Aún no comprendía que pasaba, yo solamente las miraba maravillada y sentía curiosidad por ellas. Pero cada que me acercaba a alguna de ellas parecía como sí huyesen de mi. Y así hasta que desaparecieron y sólo quedó mi propia sombra.
Increíblemente no sentía temor, al contrario, sentía que había algo ahí que gritaba ser descubierto y seguí adentrándome. Quería verlas de nuevo. Comencé a hablarles como una loca y no vi ningún resultado. Me entristecí. Estuve dispuesta a irme a dormir cuando gire mi cabeza en dirección al techo y ahí estaba ella. La sombra de la mujer con capucha. Tuve escalofríos al verla, pero no dejaba de pensar el porqué tenían vida propia. ¿Acaso eran fantasmas? No lo creo. Tenía que ser algo real. Era algo que iba más allá de la imaginación y estaba dispuesta a descubrir que. Comencé a hablarle como loca a la mujer con capucha. No obtuve respuesta. Comenzó a moverse y se dibujo una especie de brazo esquelético que me indicaba algo detrás del ropero. Por un momento creí que era la muerte y quise salir de mi habitación. Pero la puerta estaba atascada y me impedía salir. Volví la vista hacia el ropero y la mujer con capucha seguía ahí. Podía jurar que estaba más grande la sombra. Le dije que sí quería que moviera el ropero y sólo la sombra se inclino hacía delante como respuesta. Por un momento creí que me estaba volviendo loca. No quería acercarme a menos de tres metros de la mujer con capucha. Comenzaba a sentir miedo. Lentamente la sombra desapareció detrás del ropero y tuve que armarme de valor.
Con lo que tenía de fuerza moví el ropero y detrás de él, había un muy minúsculo hoyo. Ahí mismo estaba la mujer con capucha. Curiosamente el hoyito estaba justo donde se supone que esta el corazón de la mujer con capucha. Después, solté una risa burlona y dije sarcásticamente: "¿sólo un hoyo?" y la mujer con capucha se deslizó de una manera sutil dentro del hoyo. Comprendí que lo que quería mostrar estaba dentro. Quise retirarme pero recordé que la puerta estaba atascada. Además ya estaba a más de la mitad del misterio y decidí no retirarme. Comencé a rascar el hoyito hasta hacerlo más grande. Me lastime las uñas y las manos, pero no importaba, a esas alturas, ya nada importaba. Grave error. Lo que había ahí me dejo estupefacta. Retrocedí un par de pasos y tropecé con mi pared. Me deslice hacía abajo y me tape la boca para omitir cualquier clase de gritos. De pronto sentí que me jalaban hacía atrás y quise desistir. Enterré mis uñas en la pared y creí que iban a arrancarse mis uñas debido a la fricción. Comenzaron a salir las sombras de nuevo y parecía que estaban empujándome. Sentía que parte de mi cuerpo estaba atravesando la pared, como un portal. Y fue cuando la vi nuevamente. La mujer con capucha apareció en la pared de enfrente y con sólo estirar su brazo, caí dentro del portal.
A la mañana siguiente, la policía se encontraba en mi casa e investigaron mi habitación. Quedó impactada por lo que vio ahí. Dentro del hoyo había por lo menos unos 10 cadáveres, sino es que más, pero solamente quedaban los esqueletos y un nido de ratas habitando en sus cráneos y costillas. ¿Qué que dijeron sobre mi? Nadie parecía recordarlo. Ni porque yo era muy conocida por el lugar donde vivía; ni mis padres, mis amigas, familiares, nadie. Era como si nunca hubiese existido. Observe, con paciencia; espere, lentamente espere a que comenzaran mi búsqueda. Pero nada. Pasaron semanas, meses e incluso años. Fue cuando me di cuenta que quizás las sombras habían hecho algo para que nadie me recordase. Borraron mi existencia del mundo.
¿Qué que paso conmigo? No lo sé con exactitud. Se podría decir que yo estoy donde tú estás, en algún lugar de tu habitación tal vez, en lo más profundo, observándote, danzando con la más mínima luz que traspase los ventanales; me encuentro en la oscuridad de la noche y durante el día, pocos logran verme si prestas atención; a veces camino a tú lado, otras tomo tu misma forma; a veces me encuentro en la pared. No es malo ser así. Suelo jugar con distintas personas. Hay algo que nunca olvidare: La mujer con capucha observándome desde el techo de mi habitación.
Gritos atrapados
0
Recordaba lo que había hecho una y otra vez. Gota a gota,
comenzaban a humedecerme la cara, y la tormenta se hacía más intensa. Tropecé con
una reja y sólo caí de rodillas. Mire el cielo. Comencé a llorar, sí alguien
me hubiese visto, no lo habría notado. Miraba mi pistola una y otra vez, inmóvil
en el suelo. Recuerdo su expresión de horror y sus gritos atrapados en su
garganta. Empecé a viajar por el tiempo en mi cabeza y me perdí en los
recuerdos.
Solía trabajar en una oficina de seguros. Cuando comencé a trabajar en ese lugar, nadie conversaba conmigo, excepto ella. Su nombre era Paloma. Era una chica sencilla, un carisma inigualable y muy simpática; esbelta figura, de tez blanca caucásica, cabellera negra y de ojos grandes color café. Me parecía la mujer más hermosa que había visto en mi vida. Siempre que llegaba al trabajo ella era la primera en saludar. Me alegraba el día y siempre me subía la autoestima. Era muy hiperactiva y risueña. Creo que era lo que más me gustaba de ella. Pero eso no eran más que un saludo normal y corriente. Con mis demás compañeros siempre está la mayoría del tiempo, charla con ellos de distintas cosas y sí apenas me incluye. Hay algunos días, en los que Paloma le sonreía de una manera muy distinta a un hombre. Y ese hombre era mi superior. Siempre me habían gustado sus sonrisas, pero cuando le sonreía a él, las odiaba.
Solía trabajar en una oficina de seguros. Cuando comencé a trabajar en ese lugar, nadie conversaba conmigo, excepto ella. Su nombre era Paloma. Era una chica sencilla, un carisma inigualable y muy simpática; esbelta figura, de tez blanca caucásica, cabellera negra y de ojos grandes color café. Me parecía la mujer más hermosa que había visto en mi vida. Siempre que llegaba al trabajo ella era la primera en saludar. Me alegraba el día y siempre me subía la autoestima. Era muy hiperactiva y risueña. Creo que era lo que más me gustaba de ella. Pero eso no eran más que un saludo normal y corriente. Con mis demás compañeros siempre está la mayoría del tiempo, charla con ellos de distintas cosas y sí apenas me incluye. Hay algunos días, en los que Paloma le sonreía de una manera muy distinta a un hombre. Y ese hombre era mi superior. Siempre me habían gustado sus sonrisas, pero cuando le sonreía a él, las odiaba.
Por más que intentaba que ella me viera de otra forma,
termine comprendiendo que sí la trataba como una mierda, iba a querer estar
conmigo. Pero como hacerlo. Ella es un amor de mujer, no podía hacerlo. Me era
imposible. No podía soportar que mi superior la rechazara de tal forma. Ella
siempre habría estado dispuesta a estar con él, sin importar más nada. Creo que lo que hice, fue más por mi mismo que
por ella.
Como yo solía salir tarde, nadie sospechaba lo que pasaría. Esa noche, Paloma también iba a quedarse hasta tarde para arreglar unos papeles. Entre a su oficina, sigiloso. La observe por un rato y decidí hacerlo. La abrace por detrás fuertemente. Ella gimió de la impresión y permaneció quieta. Inclino la cabeza hacia atrás y me miro; en su mirada pude notar, algo de asombro y terror. Movió su mano hacia mis brazos y con el tacto, mi piel se erizo. Creo que iba a decir algo, pero no se lo permití. Moví mis brazos con agilidad y bruscamente, tome su cuello entre ellos. La apreté con fuerza y ella comenzó a lloriquear y toser. Le planté un beso y aleje mi brazo de su cuello. Y de igual manera, saque mi arma con tal rapidez y la coloque en su cabeza. Paloma no podía hablar debido a que mi otro brazo seguía en su cuello. Sonidos raros provenían de su garganta, gritos de auxilio tal vez. Apreté el gatillo y mi camisa blanca se tiño de rojo. Vi la expresión de su rostro. Enmudecí. Ella estaba tirada en el suelo y yo me mantenía de pie mirándola. Totalmente inerte. No sé por cuando tiempo permanecí en la misma posición, hasta que por fin desperté de mi shock y me incline hacia Paloma. Acaricie su cabeza consecutivamente y la recargue contra la pared. Le di un beso en su mejilla y me dispuse a marcharme.
Como yo solía salir tarde, nadie sospechaba lo que pasaría. Esa noche, Paloma también iba a quedarse hasta tarde para arreglar unos papeles. Entre a su oficina, sigiloso. La observe por un rato y decidí hacerlo. La abrace por detrás fuertemente. Ella gimió de la impresión y permaneció quieta. Inclino la cabeza hacia atrás y me miro; en su mirada pude notar, algo de asombro y terror. Movió su mano hacia mis brazos y con el tacto, mi piel se erizo. Creo que iba a decir algo, pero no se lo permití. Moví mis brazos con agilidad y bruscamente, tome su cuello entre ellos. La apreté con fuerza y ella comenzó a lloriquear y toser. Le planté un beso y aleje mi brazo de su cuello. Y de igual manera, saque mi arma con tal rapidez y la coloque en su cabeza. Paloma no podía hablar debido a que mi otro brazo seguía en su cuello. Sonidos raros provenían de su garganta, gritos de auxilio tal vez. Apreté el gatillo y mi camisa blanca se tiño de rojo. Vi la expresión de su rostro. Enmudecí. Ella estaba tirada en el suelo y yo me mantenía de pie mirándola. Totalmente inerte. No sé por cuando tiempo permanecí en la misma posición, hasta que por fin desperté de mi shock y me incline hacia Paloma. Acaricie su cabeza consecutivamente y la recargue contra la pared. Le di un beso en su mejilla y me dispuse a marcharme.
No tengo idea de cómo llegue a este callejón, sólo camine sin rumbo fijo, sumido en mis pensamientos. El cielo comprendía cómo me sentía. Lloraba por mí, por Paloma; por lo que había hecho y por lo que iba a hacer. Sin basilar tome mi pistola y quede mirándola por unos momentos. Mire al cielo y dije: “Espérame Paloma, estaré ahí en poco tiempo.”
Coloque mi arma sobre mi cabeza, emboce una sonrisa y cerré los ojos. Mi trabajo había terminado.
Pecado que atrae
0
Cada noche, había un hombre distinto dentro de mí. Paseaban
por las calles y siempre llegábamos al mismo sitio. Al finalizar la noche, ella
simplemente se burla y dice:
-Nadie conocerá el verdadero rostro bajo la máscara.- Es
muy rara, pero con el paso del tiempo, me he interesado en ella, así que empecé
a prestar atención a las pláticas y bueno, ella sólo se divierte un rato.
Supongo que quiere probar que realmente es guapa, y que se le facilita el
engañar. Debo reconocer que los vuelve locos. Una pequeña noche de sexo, drogas
y alcohol es lo único que necesita para divertirse. De igual manera ella ha
mencionado que el pecado es el instinto que la atrae. Suena bastante
misteriosa. La otra noche, ella llego a darme una pequeña pulida, y comenzó
hablar conmigo. Es como si supiese que la entiendo. Recuerdo sus palabras, ella
dijo: “Ellos creen que me tienen a sus pies, pero en realidad soy yo la que
tiene el control. Es divertido ver que me crean todo lo que les digo. Trato de actuar
como un perro obediente pero tan sólo me burlo de ellos, como tal minino. De
verdad creen que serán mis dueños ¡Ja-ja! Creo que, soy una perfecta mentirosa.
Por las noches, dejo que me lleven de paseo en mi precioso auto negro, ja-ja,
creen que soy feliz por eso. He comenzado a creer que les gusta el dolor.” Una
noche, llegó llorando, cayó de rodillas y grito “en verdad lo amo”, creo que la gatita resulto
engañada. Esta vez, lograron engañarla, ya se me hacia raro que saliera con el
mismo hombre ya por casi un mes. Logro calmarse y su mirada se volvió fría y
seria. Tomo aire y se acerco a mí, saco su teléfono celular y dijo casi más
para sí misma que para mí: “Hay tantos hombres que lo pueden remplazar, y
simplemente puedo desecharlos como basura. Sí llegaste a tener alguna fantasía
sobre mí, lamento decirte que no existe, ni existirán”. El juego comenzaba de
nuevo.. Me pregunto, que es lo que pensaran los humanos,
¿Porqué actúan de tal manera?
Teñido de rojo
0
La pobre chica mantuvo su dignidad hasta el final. Prefirió
morir a casarse con éste hombre, portador de mí. No la culpo, yo, si fuera
ella, hubiera hecho lo mismo. A decir verdad, ¿Quién quisiera estar con alguien
así? Quien consigue todo a la fuerza. Dada la circunstancia en la que nos
encontramos, es bastante obvio que volveré a teñirme de rojo sin poder
evitarlo, de nuevo. Siempre la misma historia, yo sólo obedezco ordenes. Al fin
y al cabo, no puedo dar mi opinión. En fin, un gusto en conocerla, si me
disculpa, tengo trabajo que hacer.
Psicópata
0
Estaba en mi habitación esperando su llamada. Empezó a sonar
mi celular y creí que era Virginia. Pero… por desgracia era Carolina, mi
ex. Comenzó a hablar y yo la verdad, me
sentí muy incómodo. Era de nuevo lo mismo. Quería que la acompañara a la sala
de maternidad en el hospital. Estaba aferrada de que yo era el padre, sin
embargo ella había tenido relaciones con mi mejor amigo. Lo más probable es que
era de él. Yo sólo la escuchaba y quería que esa plática acabara. Ahora yo
estaba con Virginia, y deseaba que me dejara en paz. La plática se volvió algo
tensa cuando le dije que me negaba a ir. –No puedes negarte Abel, tu eres el…
-¡NO! Deja de insistir, yo no creo que pueda quererte a ti ni a ese hijo que ni
siquiera es mío. Compréndelo. –Así que Virginia ya te ha metido tonterías a la
cabeza, muy bien si eso es lo que quieres. – Colgó y me dejo con un mal sabor
de boca. Espero que se calme, no es bueno para ella ni para el bebe que se
altere se esa manera. Simplemente debe comprender que así son las cosas. Al
otro día iba a verme con Virginia, deseaba verla. Íbamos a vernos en la
estación del metro. Estuve esperando por casi 30 minutos, temía que le hubiese
pasado algo. Cuando llego, sentí un gran alivio. Venía tan sonriente como
siempre. –Perdona por llegar tarde, ¿De qué querías hablar? –Es sobre Carolina.
Anoche me llamo para pedirme que fuera con ella a la sala de maternidad. -¿Y
fuiste? –Por supuesto que no, yo no soy el padre. Sin embargo ella cree que tú
me metiste cosas en la cabeza. Perdóname por si de ahora en adelante llega a
decirte algo. –No hay nada que perdonar, yo te dije algunas cosas que no eran
ciertas del todo. De cualquier manera yo me disculpare con ella. No es que no
pueda vivir con eso pero, creo que sería lo mejor, y aunque no me perdonase, yo
estoy segura que lo va a entender después. Por otro lado, entiendo cómo se
siente, sí una persona descubre que la razón que la dejaron fue por un alguien,
le tomas cierto odio a ese alguien. Es inevitable. Quizás, cuando lo entienda,
volvamos a estar los 3 juntos, como los amigos que éramos antes, sin
complicaciones. –Sería muy bueno sí ella lo acepta.- Escuche que el tren se
acercaba y me voltee un momento hacia mi celular. Era apenas medio día y ya
estaba ansioso por llegar al colegio, ansioso de que todos se enteraran de que
Virginia era mi novia. De pronto escuche un pequeño grito de parte de Virginia
y vi a lado de mi, unos brazos estirados como si estuviese empujando algo. Y en
realidad habían empujado a alguien. Virginia estaba en los rieles y Carolina
estaba a mi lado. Iba a sacar a Virginia de ahí, pero fue muy tarde. El tren la
había arrollado.
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