Archive for julio 2012

jueves, 26 de julio de 2012

Querida Keyra:

 Tú le perteneces a alguien más, y yo, sin embargo,  pertenezco al  pasado. El verte partir, alejarte de mí y, sobre todo, darme cuenta que el culpable de todo fui yo. ¿O quizás fuiste tú? No estoy seguro. O simplemente, para no lastimarnos más es más fácil decir, no eres tú. ¿Por qué usar esos términos? No tienen ningún sentido. Es mejor darse cuenta que al acabar una relación, no fue culpa solo de una persona. La relación es de dos, por lo que la culpa es de ambos. No te culpes a ti misma, Keyra.
Hace 2 años que recibí tu carta. Y después de meditarlo mucho, decidí contestarte.
Yo sé que tú ya tienes una nueva vida, nueva pareja, y nuevas oportunidades en tu camino. No has sido la única. ¿Qué me costó superar tu partida? Sí. Sufrí como no tienes idea. Miro el tiempo atrás, y recuerdo las risas, las emociones, nuestros momentos juntos, los abrazos, los besos, cuando hacíamos el amor, los reclamos, los gritos… Eso es inevitable de olvidar.
¿Sabes? Todos esos momentos que vivimos, no le pertenecen a nadie, ni siquiera a ti, ni a mí. Le pertenecen a la historia. Sé que suena ridículo, pero es algo que quisiéramos o no, siempre se mantendrá escrita esa historia en algún lado.
Varias noches desee, que volvieras a mí, que volvieras a casa. Así podríamos intentarlo bien. Pero no, nunca ocurrió y no ocurrirá. Respete tu decisión. Y comencé una nueva vida porque así lo pediste. Y con lágrimas en los ojos… te deje marchar.
Tengo un recuerdo muy preciado aun en mi memoria. Recuerdo cuando en los días lluviosos, solíamos sentarnos en el balcón. Veíamos la lluvia caer, abrazados, tomando una taza de chocolate cada uno. Hundidos en el silencio. No teníamos nada que decirnos. Sólo… pasábamos el rato y lo disfrutábamos. Adoraba cuando llovía. Y ahora, cuando llueve, esos momentos no los puedo revivir, no es lo mismo. Sólo era algo que podía hacer contigo.
Tal vez suene aun más ridículo, y a cierto punto, algo obsesionado de mi parte, pero debes saber, que hace poco, te veía, en mi memoria, y sin verte, te recuerdo exactamente, gracias a las fotografías que decidí quedarme. Unas fotos viejas que, ya están deterioradas debido al paso de los años. Están ya desgastadas, al igual que las promesas que te hacia a ti, que tú me hacías a mí. Pero debido al tiempo, se perdieron. Recuerdo la última vez que estuvimos juntos, tu mirada se veía cansada y aburrida. Yo te veía sin decir nada, creyendo, que solamente eran percances entre los dos. Yo sabía que nada era para siempre, pero nunca creí que terminaría tan pronto.
Sé que ahora no habrá nada que te haga volver. Ni siquiera sé si estas en las mejores condiciones en tu nueva vida. A veces me pregunto, si estas en el sillón fumando un cigarro como solías hacerlo cuando estabas por acá. Yo espero que estés bien. Lamento haber contestado la carta muy tarde. Pero es mejor hacerlo ahora que nunca. Ha empezado a llover. Volveré una vez más a verla caer solo. No pido que regreses, pero pido una contestación de regreso. Quiero saber como estas, como te ha ido; si has encontrado pareja que te haga feliz, aun más a como yo lo hice. Y creo que si sigo escribiendo en verdad creo que explotare en un llanto incontrolable. Debes saber que te extraño, ya no respecto a lo sentimental, si no como persona.
Espero tu respuesta, Keyra.
Suerte.

 Gael

Lluvia

Posted by Viridiana Belikov ♠
lunes, 23 de julio de 2012

Querido Gael:

Sé que han pasado dos semanas desde que me he mudado, y debo decir, que es un gran cambió para mí y una gran oportunidad para hablarte de todo: los cambios, mi nueva vida, nuevos conocidos, y... Un nuevo camino.        
Sé que debí decirte antes sobre mi traslado. Pero no tenía las agallas para hacerlo. He de aprovechar para decirte mis razones sobre el cambio.       
Al principio, el estar contigo eran momentos totalmente únicos, hermosos, llenos de amor y ternura. Había magia hace tan sólo un par de años. Ahora, he de decirte toda la verdad: te amaba, de eso no tengas duda. Pero temo decirte que todo fue un engaño. Tanto para ti como para mí. Esto es irónico, te amaba, pero al tiempo te mentía a ti y a mí misma. Ridículo incluso que, a pesar de todo, fue una mentira desde el inicio. El pensar que eras mi uno entre un millón; que estaba completa el estar contigo. Hace tan solo un par de meses me di cuenta que estaba equivocada. Pensar que toda la magia que había entre nosotros, murió. 
Me encantaba todo tu ser: la colonia que usabas, como cuidabas tu imagen tan narcisista, las tonterías que decías... Había una infinidad de cosas que amaba de ti. Pero no era más que un reflejo de una fantasía errónea que creaba el amor que sentía hacía ti.        
Me gustaba la manera en que me mirabas, como me besabas y tus abrazos tan cálidos y protectores. El cómo me abrazabas por detrás y me besabas en la mejilla. Amaba, todas ésas sonrisas que me dedicabas cada mañana. Como me mirabas, con esa sinceridad tan tuya. Me gustaba que dijeras sí a la mayoría de las locuras que se nos ocurrían.           
No estoy muy segura como me di cuenta que todo era totalmente rutinario, que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido. Incluso, me agobiaba que siempre quisieras estar conmigo. Me agobiaba tu falta de iniciativa hacía algo. No soportaba tus cambios de humor hacía mi persona. El olor de tu colonia me molestaba y odiaba cuando te mirabas al espejo por más de 5 minutos. Empecé a darme cuenta que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido.    
Me aburría. Me aburría la rutina.      
Las razones de mi traslado deben quedar más que claro. Sé que es cobarde de mi parte pero creí que era lo mejor. Lo mejor para ti, lo mejor para mí. Puede que suene egoísta. Que todo lo que pase siempre tenga que estar yo primero antes que los demás. Pero nunca encontré la manera para arreglar las cosas. En cambio, he creído que tú tampoco hubieras encontrado la forma de salir de esta situación. Te adoraba, pero no. Ya ha pasado demasiado tiempo mintiéndonos el uno al otro.
Dos años, fue lo que duramos; dos, fueron en número de veces que hicimos el amor; dos, fueron las veces que terminamos; dos, fueron los días que tardamos en volver; y dos, fueron los meses en que me di cuenta de nuestro error. Y ahora, dos fueron el numero de discusiones que tuvimos la última semana en que nos vimos.    
Ahora he de continuar con mi camino, y tú con el tuyo. Sí he de mentir de nuevo, me alegro que ya no sea contigo, ya no contra ti.          
Lo siento mucho, te deseo lo mejor. 

Keyra

Amaba...

Posted by Viridiana Belikov ♠
jueves, 12 de julio de 2012

Regresaba de mi trabajo, ya muy tarde por la noche, alrededor de las 23 horas. Manejaba en calma y muy lentamente. Sin prisa alguna. El camino estaba desolado. Baje un poco la ventana para respirar aire fresco y entro una brisa muy refrescante. Encendí la radio y se escuchaba “Alex on the spot” de Hans Zimmer. “Nada mal”. Pensé. Y mis pensamientos fueron interrumpidos por una silueta delante mío. Desvié el auto por instinto y casi se provoca un derrape. Por un momento pensé que era un fantasma o algo por el estilo pero no. Era un “alguien”. Baje del auto, enfadado, por ver quien había sido el “animal” que se atravesó de esa manera. ¿Y qué me encontré? Una chica de tez blanca tirada en el suelo llorando. Muy linda por cierto. No se veía ni más grande ni más chica que yo. Tenía una belleza inigualable. Cabello negro, tez blanca, un cuerpo que con sólo verlo me provocaba una sensación erótica y por la forma en que iba vestida, me provocaba arrancarle la ropa. Me le quede mirando unos momentos y en ningún momento me vio. “Esto es una broma”. Me di la vuelta y me dispuse a marcharme. Subí a mi auto y acelere. Di una última vista hacia atrás y ella seguía ahí. “No gires, no gires, no gires”. Dije para mí. Y… joder. Termine dando vuelta. Dejarla ahí seria un asesinato. Otro cabron que pasase no la vería y ella terminaría muerta. Me estacione a unos pasos de ella, la mire y ella me miro de vuelta.  Sin articular palabra, la tome por los brazos y ella algo confundida, sólo se limito a observarme. La senté en los asientos de atrás y me dirigí hacia mi asiento.

Conduje apenas unos 5 minutos, y ella aun no articulaba palabra. La veía por el retrovisor y ella mantenía la cabeza baja. Supongo que estaba asustada. ¿Y quién no lo estaría? Que alguien que estuvo a punto de matarte te recoja y no sepas hacia donde te lleve, sí esta cañón.
                -Llegaremos a Cuenca en media hora. ¿Vives por allá? – Asintió con la cabeza y me miro fijamente. ¿Acaso era muda o qué? Por otro lado, ¿Qué hacia caminando en medio de la nada y vestida como prostituta? Hubo un semáforo en rojo y me detuve. Aproveche para seguir hablando con ella. –Bueno cuando lleguemos quiero que me digas por donde está tu casa y…
-Rebecca… Me llamo Rebecca. –Comenzó a hablar ella y no aparto la vista del retrovisor.
-“Vaya forma de interrumpirme”, pensé.  -Un placer. Soy el detective Asael Monteverde.
-¿Asael Monteverde? ¿Enserio eres tú? ¡No puedo creerlo! ¡Cuánto tiempo! Quizás tu no me recuerdes pero yo sí, ¡Íbamos juntos en la preparatoria!
-¿Es enserio? No me digas que tú eras esa chica tan tímida que siempre se sentaba en la parte de atrás como marginada social. Es la única Rebecca que recuerdo.
-Hmph, pues sí, soy esa “chica marginada social” que dices. ¿Enserio era tan amargada?
-Algunas veces. ¿Sabes? No te habría reconocido de no haber sido por qué me lo recordaras. Has cambiado mucho, bueno me refiero físicamente.
-Y de ti, ni que decir. Que ahora seas un detective, si es algo que no me esperaba. Y menos de ti.
-De acuerdo… no preguntare la razón. –Rebecca soltó una carcajada y giro la cabeza hacia la ventana.
-Antes de llevarte a tu casa, te llevare al hospital, puede que te haya pasado algo cuando frene frente a ti.
-No, no. No es necesario. Estoy bien. Sólo quiero irme a mi casa. – Volví a verla por el retrovisor y en su mirada se notaba nostalgia, tristeza. Busco entre su bolso y saco un cigarrillo. No dude en estirarme para ofrecerle fuego para su cigarrillo. El olor de este inundo el coche y termine por fumarme uno también. El semáforo por fin se puso en verde y continúe el camino. Volví a mirarla por el retrovisor y podría jurar que una lagrima rodaba por su mejilla. –Quizás esto no sea de mi conveniencia, pero nunca he tolerado ver a una mujer como tu llorar. ¿Ocurrió algo? ¿Algo por lo que hubieras perdido la razón y por consecuencia caminaras en medio de la carretera?
-Tonterías simplemente. – Dijo a la vez que le dio un golpe a su cigarrillo y se mantuvo así por unos instantes. Solté una carcajada y continúe.
-¿Tonterías dices? De haberlo sido no estuvieras llorando. –Medito mis palabras, miro hacia fuera de la ventana y empezó a hablar.
-Estando en el antro de la ciudad… mi novio cree que puede aprovecharse de mí sólo porque tiene dinero. Incluso cree que por tenerlo puede serme infiel cuando se le pegue la gana. –En su tono de voz se notaba que estaba furiosa con aquel hombre. Y por otro lado, ¿Cómo podía hacerle eso a tan semejante mujer? Que marica parece ser.
-Pero me imagino que aun sigues con él ¿no? Quiero decir, muchas mujeres perdonan esa clase de estupideces de un hombre. –Me miro desconcertada y elevando su tono de voz, prosiguió.
-¿Seguir con él? ¡Dejarlo creo que fue lo mejor que pude haber hecho! Haber continuado con este tipo, me habría privado del resto de mi vida con tan sólo 23 años.
-¡23 años! Aun siendo un año mayor que tu, no pareces de esa edad. Te vez por lo menos de unos 20 años.
 -Me alagas, pero no es para tanto. – Solté una segunda carcajada y la mire a los ojos por el retrovisor. De igual forma, ella soltó una pequeña risita y me miro de igual manera. -Al menos aun conservas tu sentido del humor y no te has vuelto un amargado como muchos.
-¿Debería decir gracias? –Rio un poco y mantuvo una sonrisa en su cara por un buen rato. –Bueno, ya llegamos a Cuenca. Dime por donde está tu casa y llegaremos pronto.
El resto del camino fue bastante callado. No hablamos más. Sólo para decirme las indicaciones. Llegamos a su casa y su mirada se oscureció.
                -Bien… aquí quedamos Rebecca. –Me miro una vez más y abrió un poco sus labios y suspiro.
-¿Quieres pasar un rato? –La mire sorprendido. Me pasme un momento y con un movimiento de cabeza, accedí.

Entramos a su apartamento y en el aire había un ligero aroma a incienso.  Me invito a sentarme y ella fue a otra habitación. Cuando regreso, traía consigo un par de copas y un vino tinto. Platicamos un largo rato. Dieron la 1 de la mañana y seguíamos en vela.
                -Creo que ya es hora de que me vaya, me esperan. –Ella me miro con sus ojos verdes y comenzó a tartamudear algo, pero no entendí nada. Rebecca estaba ya pasada de copas y no tenía idea de que decía. Y también yo. Nos levantamos del sillón al tiempo y uno de sus tacones altos se atoro en la alfombra y se balanceo hacia mí. La sostuve contra mi pecho. Tenía un poco la vista nublada pero no lo suficiente para no dejarme ver su rostro sonrojado. Sus ojos verdosos me miraron una vez más y yo hice lo mismo. Y en un leve movimiento, la bese. Fue un beso largo, húmedo y profundo. No nos despegamos ni un instante sólo para respirar por la falta de aire. Nos encontrábamos sólo ella, yo, y aquella alfombra tan esponjosa bajo nuestro. Lentamente descendimos hacía el suelo quedando en cuclillas, y por último, sentados muy cerca, uno del otro. Transcurrieron los minutos y la ropa fue sobrando. Nuestros cuerpos cálidos estaban demasiado juntos y cada caricia de ella me volvía loco. No tengo idea de cuántos orgasmos le provoque ni sé cuántos orgasmos me provocó. La embestí repetidas veces hasta llegar al clímax de aquel acto.

Terminamos acostados en la alfombra cubiertos con un par de sábanas que Rebeca saco de un baúl. Encendió otro cigarrillo y yo imite la misma acción. Su reloj de pared indicaba las 2:30 am y aún así, todavía tenía la energía para seguir despierto junto a ella. Seguíamos hablando como si nada hubiese pasado.
                 -Sí, si tengo esposa. Pero con mi trabajo casi no paso tiempo en casa, apenas sí la veo y siento que estamos a un paso del divorcio. No tenemos hijos así que sería fácil.
-¿No te sientes sólo? ¿En el aspecto sentimental?
-La verdad es que sí, pero no puedo hacer nada, me la paso muy ocupado. Yo, si volviese a formar otra relación, dejaría mi trabajo por ella, o al menos solicitaría un puesto de medio tiempo. -Embozo una sonrisa y aspiro con fuerza el cigarrillo. Dirigió su mirada hacía el suelo y hablo.
-Te seré honesta, me gusto estar contigo,  a pesar de que sólo llevamos unas horas de estar juntos después de tanto. -Me alegre de oír eso y le plantee un beso más. -Después de esto... ¿Tú tendrías alguna relación sentimental conmigo? -Mi sonrisa se hizo más grande y afirme.
-Por supuesto. Sucesos como éste no suceden todos los días. -Vi un brillo en sus ojos y me abrazo. Era raro todo esto. No creía posible que fuese realidad.
-Hay una última cosa que quiero hacer.
-¿Y eso es?
-Mi anterior novio dijo que regresaría arrastrándome a sus pies. Quiero demostrarle que estaba equivocado. -En su mirada se notaba que estaba decidida a afrontarlo. Me ofrecí a llevarla ahora mismo y acepto.

El reloj marcaba las 3:07 am. Ahora sí se sentía el aire bastante frío. Subimos al auto y esta vez Rebecca se sentó en la parte de adelante. Encendió el radio y no pude reconocer la canción pero era demasiado lenta.
               -Y dime, ¿Cómo es tu esposa? ¿Cómo se llama?
-Cinthya. Es del tipo de mujeres que quieren que hagas todo lo que te dice. No le interesaba saber sobre mi trabajo y sin embargo me cuestionaba demasiado sobre éste; que sí porque me había metido en un asunto, porque ayude a ésas personas, que quien era Lucia (es la secretaria de la oficina) y cosas como esas. Con el paso de los años perdió el interés en todo ello y comenzó a distanciarse de mí. A veces he creído que me ha sido infiel. -Rebecca me escuchaba con mucha atención y veía en sus ojos que quería saber más.
-¿Cuánto tienen de casados?
-3 años aproximadamente. Al principio todo iba bien pero ya sabes, el tiempo lo mata todo.
-Pero siempre llegarán más personas a tu vida. -Me sonrió y le devolví la sonrisa. Vi el antro frente a mí e iba a estacionarlo, cuando se me ocurrió preguntar:
-Acerca del que era tu novio, ¿Cómo sabías que te engañaba? -Dije al tiempo que estacionaba mi Volvo C30. Lo estacione entre dos autos. Nos quedamos dentro del auto un momento más y al fin Rebecca hablo:
-Lo vi ayer en la noche. Dijo que él se había enamorado de verdad de esa mujer. Le grite y ella lo defendió. Terminamos y me di la vuelta. Y escuché como le decía a ella "la conozco, va a volver arrastrándose por mí". Me molesto demasiado.
-¿Y estás segura que aún está el aquí?
-Completamente. -Se veía segura así que definitivamente debía estar aquí.
Bajamos de mi auto y nos dirigimos a la entrada. En cadenero nos permitió el acceso y entramos al bar. Rebecca me tomo de la mano mientras buscaba a éste tipo.
-¡Oh! Ahí está -Señaló hacía la barra y me quedé pasmado. Aquel hombre besaba a una mujer de cabellos azabaches y ella lo abrazaba del cuello. ¿Era enserio?
-Bien, vamos Asael. -Dio un tirón de mi brazo y yo me mantuve en el mismo lugar. Rebecca me miro desconcertada y trato de ver en la misma dirección donde yo miraba. Miraba aquella mujer que él besaba. -¿Ocurre algo? -Y con algo de rudeza, respondí:
-Esa es mi esposa.

El Detective

Posted by Viridiana Belikov ♠
lunes, 9 de julio de 2012

-Simplemente ve hacia esas colinas.
-¿Qué se supone que debo ver?
-Todo we. Sí te das cuenta, en lo más chico que puedes llegar a ver, se encuentra ahí. Tal vez para ti es sólo una colina. Para mí, lo más probable es que ahí, haya historia; quizás ahí se encuentre una de las razones por las que ahora una familia este junta; tal vez ahí, se formo una gran amistad, o bien, varias parejas han hecho el amor. Lo que debes ver es, más allá. Tan sólo imagina, cuantas historias han ocurrido en ese lugar.- Dijo aquel chico que ahora mismo se encontraba a mi lado. No estaba hablando con el pero… escuchar su conversación era sumamente… atrayente. No pude evitar escuchar su plática. El segundo chico medito sus palabras unos minutos y prosiguió.
                -Si es verdad lo que me estás diciendo, incluso es una excelente idea para una historia. - ¿Una historia? Tenía la mera corazonada de que este tipo también encontraba el gusto por la escritura. El sol comenzaba a molestarme y quería irme de ahí; de igual manera, el aire se volvió más fuerte y casi me impedía concentrarme en oírlos, pero quise quedarme hasta que acabaran.
                -¡Exacto we! Ósea, ¡Hay muchísimas cosas que con tan sólo verlas puedes imaginarte miles de anécdotas para redactarlas! Escucha, tu escribes bien, son buenos, pero necesitas un poco más de imaginación y verosimilitud.  ¡Mira esa nube!
-Según tú, ¿Qué debo ver? – El segundo chico parecía bastante concentrado en las palabras del primero. El segundo tenía la apariencia de un chico realmente relajado; tenía un arete en cada oreja y otro más en la ceja. De cabello largo hasta los hombros e  iba vestido de negro y tenía puestos unos botines hasta la rodilla, al más puro estilo de Steven Tyler.  ¿Cómo soportaba el calor de Teotihuacán? Si yo que iba vestida de blanco me estaba matando el calor. Ir de negro hubiera sido mi funeral. Estar en la cima de la pirámide del sol, es proporcional a arriesgarte de que el sol te quemara aun más. Mis respetos para el segundo chico en todos los sentidos. El primer chico, sólo llevaba unos jeans rotos y una playera negra de AC/DC. Buena elección.
-Tiene forma de un caballo saltando las vallas. –Gire la cabeza discretamente para ver aquella nube. ¿Caballo saltando las vallas? Yo no veía nada. Sin embargo esos dos se entendían súper bien y el segundo chico le dio la razón. Nuevamente volvió a señalarle que viera al horizonte y le dijo que estaría fregón estar ahí. Volví a voltear y se veía que iba a llover hacia donde él apuntaba. Por un momento me sentí hueca. No poder ver más allá de lo que hablaba, me entraba una sensación de estrés.
-Creo que se te paso la mano ahora. Yo no veo ningún caballo, lo que veo es un gato recostado en su cama. -¿Qué, qué? Definitivamente me faltaba imaginación.
-¿Sabes cuál sería una buena idea así bien chingona? Relacionar a todos los mejores músicos en una historia y que todos discutieran sobre sus vidas; Bob Marley, The Beatles, Kiss, AC/DC, the Rolling Stone,  Santana, Michael Jackson…
-Haber ya we, ya entendí, estaría también bueno algo así.
-Pasando a otro tema, es realmente interesante como un mamífero como el ser humano, puede crear miles de formas. ¡Como la tecnología! Ósea yo me acuerdo cuando era pequeño que la novedad eran los relojes con calculadora. Ahora es una burla. Si a este paso, la tecnología ya esta tan avanzada, no puedo ni imaginarme en 10 años que habrá.
-Dicen que va a llegar un día donde ya no existan los celulares, si no que se van a crear unos microchips que se colocaran en el cráneo y será mucho más sencillo comunicarse que cargar estos tabiques. –Estuve a punto de soltar una risa burlona ante eso, pero me detuve un momento a pensar que, es cierta forma, puede ser verdad. No me sorprendería nada si en un futuro cercano eso fuera realidad.
-¡No jodas con eso! ¡Eso es relativamente imposible! – Dijo el primer chico, en su cara tenía una expresión de sorpresa. ¿De verdad se le hacía tan imposible esa posibilidad? A mí ya no.
-Hermano, ya todo es posible. Si ya hasta existe el kinect para xbox360, eso supera el Nintendo Wii que era la novedad apenas hace unos 4 años. ¿Y todavía dudas sobre si se crearan los microchips?
-Viéndolo de esa forma, puede que tengas razón. – Se quedaron en silencio otro buen rato. El viento se había hecho aun más fuerte y sentía que me jalaba por la fuerza. Ya eran alrededor de las 5:30 de la tarde y ya la gente comenzaba a bajar de la pirámide. No tardarían en bajar a toda la gente por completo.
-Bien, aun tenemos tiempo antes de que cierren, ¿Te parece si vamos a la de la Luna?
-Hmph, si claro, ¿Aun tienes las “paletitas” de “chile”? – ¿Las “paletitas”? ¿De “chile”? No me agrado nada como sonó eso. Agudice mi oído y continuo.
-Sí we, pero te doy bajando de aquí, sería un desperdicio de coca aquí arriba, ya sabes por el viento, se lo llevaría volando y no podríamos disfrutarlo otro rato. – Ambos se alejaron de donde me encontraba. Me quede atónita. ¡¿Ósea que estaban drogados?! Era demasiado bueno para ser verdad, me habían inspirado por todo lo que dijeron y para que al final me diera cuenta de que hablaban de todo eso porque estaban en un viaje. Suspire profundo, me quede unos minutos más en la cima y al final terminaron por decirme que iban a cerrar. Descendí y volví a encontrar a ese par. Seguían hablando, y por supuesto tuve la tentación de quedarme, pero… si me desilusiono demasiado que hubieran estado drogados todo el tiempo. 

Transformación

Posted by Viridiana Belikov ♠

¿En qué creo? En todo lo que vive y respira. ¿En qué creo? En lo que puedo ver. ¿En qué creo? En mí. - Frederica Bernkastel

Lluvia

0


Querida Keyra:

 Tú le perteneces a alguien más, y yo, sin embargo,  pertenezco al  pasado. El verte partir, alejarte de mí y, sobre todo, darme cuenta que el culpable de todo fui yo. ¿O quizás fuiste tú? No estoy seguro. O simplemente, para no lastimarnos más es más fácil decir, no eres tú. ¿Por qué usar esos términos? No tienen ningún sentido. Es mejor darse cuenta que al acabar una relación, no fue culpa solo de una persona. La relación es de dos, por lo que la culpa es de ambos. No te culpes a ti misma, Keyra.
Hace 2 años que recibí tu carta. Y después de meditarlo mucho, decidí contestarte.
Yo sé que tú ya tienes una nueva vida, nueva pareja, y nuevas oportunidades en tu camino. No has sido la única. ¿Qué me costó superar tu partida? Sí. Sufrí como no tienes idea. Miro el tiempo atrás, y recuerdo las risas, las emociones, nuestros momentos juntos, los abrazos, los besos, cuando hacíamos el amor, los reclamos, los gritos… Eso es inevitable de olvidar.
¿Sabes? Todos esos momentos que vivimos, no le pertenecen a nadie, ni siquiera a ti, ni a mí. Le pertenecen a la historia. Sé que suena ridículo, pero es algo que quisiéramos o no, siempre se mantendrá escrita esa historia en algún lado.
Varias noches desee, que volvieras a mí, que volvieras a casa. Así podríamos intentarlo bien. Pero no, nunca ocurrió y no ocurrirá. Respete tu decisión. Y comencé una nueva vida porque así lo pediste. Y con lágrimas en los ojos… te deje marchar.
Tengo un recuerdo muy preciado aun en mi memoria. Recuerdo cuando en los días lluviosos, solíamos sentarnos en el balcón. Veíamos la lluvia caer, abrazados, tomando una taza de chocolate cada uno. Hundidos en el silencio. No teníamos nada que decirnos. Sólo… pasábamos el rato y lo disfrutábamos. Adoraba cuando llovía. Y ahora, cuando llueve, esos momentos no los puedo revivir, no es lo mismo. Sólo era algo que podía hacer contigo.
Tal vez suene aun más ridículo, y a cierto punto, algo obsesionado de mi parte, pero debes saber, que hace poco, te veía, en mi memoria, y sin verte, te recuerdo exactamente, gracias a las fotografías que decidí quedarme. Unas fotos viejas que, ya están deterioradas debido al paso de los años. Están ya desgastadas, al igual que las promesas que te hacia a ti, que tú me hacías a mí. Pero debido al tiempo, se perdieron. Recuerdo la última vez que estuvimos juntos, tu mirada se veía cansada y aburrida. Yo te veía sin decir nada, creyendo, que solamente eran percances entre los dos. Yo sabía que nada era para siempre, pero nunca creí que terminaría tan pronto.
Sé que ahora no habrá nada que te haga volver. Ni siquiera sé si estas en las mejores condiciones en tu nueva vida. A veces me pregunto, si estas en el sillón fumando un cigarro como solías hacerlo cuando estabas por acá. Yo espero que estés bien. Lamento haber contestado la carta muy tarde. Pero es mejor hacerlo ahora que nunca. Ha empezado a llover. Volveré una vez más a verla caer solo. No pido que regreses, pero pido una contestación de regreso. Quiero saber como estas, como te ha ido; si has encontrado pareja que te haga feliz, aun más a como yo lo hice. Y creo que si sigo escribiendo en verdad creo que explotare en un llanto incontrolable. Debes saber que te extraño, ya no respecto a lo sentimental, si no como persona.
Espero tu respuesta, Keyra.
Suerte.

 Gael

Amaba...

0


Querido Gael:

Sé que han pasado dos semanas desde que me he mudado, y debo decir, que es un gran cambió para mí y una gran oportunidad para hablarte de todo: los cambios, mi nueva vida, nuevos conocidos, y... Un nuevo camino.        
Sé que debí decirte antes sobre mi traslado. Pero no tenía las agallas para hacerlo. He de aprovechar para decirte mis razones sobre el cambio.       
Al principio, el estar contigo eran momentos totalmente únicos, hermosos, llenos de amor y ternura. Había magia hace tan sólo un par de años. Ahora, he de decirte toda la verdad: te amaba, de eso no tengas duda. Pero temo decirte que todo fue un engaño. Tanto para ti como para mí. Esto es irónico, te amaba, pero al tiempo te mentía a ti y a mí misma. Ridículo incluso que, a pesar de todo, fue una mentira desde el inicio. El pensar que eras mi uno entre un millón; que estaba completa el estar contigo. Hace tan solo un par de meses me di cuenta que estaba equivocada. Pensar que toda la magia que había entre nosotros, murió. 
Me encantaba todo tu ser: la colonia que usabas, como cuidabas tu imagen tan narcisista, las tonterías que decías... Había una infinidad de cosas que amaba de ti. Pero no era más que un reflejo de una fantasía errónea que creaba el amor que sentía hacía ti.        
Me gustaba la manera en que me mirabas, como me besabas y tus abrazos tan cálidos y protectores. El cómo me abrazabas por detrás y me besabas en la mejilla. Amaba, todas ésas sonrisas que me dedicabas cada mañana. Como me mirabas, con esa sinceridad tan tuya. Me gustaba que dijeras sí a la mayoría de las locuras que se nos ocurrían.           
No estoy muy segura como me di cuenta que todo era totalmente rutinario, que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido. Incluso, me agobiaba que siempre quisieras estar conmigo. Me agobiaba tu falta de iniciativa hacía algo. No soportaba tus cambios de humor hacía mi persona. El olor de tu colonia me molestaba y odiaba cuando te mirabas al espejo por más de 5 minutos. Empecé a darme cuenta que ya nada de lo que hacíamos tenía sentido.    
Me aburría. Me aburría la rutina.      
Las razones de mi traslado deben quedar más que claro. Sé que es cobarde de mi parte pero creí que era lo mejor. Lo mejor para ti, lo mejor para mí. Puede que suene egoísta. Que todo lo que pase siempre tenga que estar yo primero antes que los demás. Pero nunca encontré la manera para arreglar las cosas. En cambio, he creído que tú tampoco hubieras encontrado la forma de salir de esta situación. Te adoraba, pero no. Ya ha pasado demasiado tiempo mintiéndonos el uno al otro.
Dos años, fue lo que duramos; dos, fueron en número de veces que hicimos el amor; dos, fueron las veces que terminamos; dos, fueron los días que tardamos en volver; y dos, fueron los meses en que me di cuenta de nuestro error. Y ahora, dos fueron el numero de discusiones que tuvimos la última semana en que nos vimos.    
Ahora he de continuar con mi camino, y tú con el tuyo. Sí he de mentir de nuevo, me alegro que ya no sea contigo, ya no contra ti.          
Lo siento mucho, te deseo lo mejor. 

Keyra

El Detective

0


Regresaba de mi trabajo, ya muy tarde por la noche, alrededor de las 23 horas. Manejaba en calma y muy lentamente. Sin prisa alguna. El camino estaba desolado. Baje un poco la ventana para respirar aire fresco y entro una brisa muy refrescante. Encendí la radio y se escuchaba “Alex on the spot” de Hans Zimmer. “Nada mal”. Pensé. Y mis pensamientos fueron interrumpidos por una silueta delante mío. Desvié el auto por instinto y casi se provoca un derrape. Por un momento pensé que era un fantasma o algo por el estilo pero no. Era un “alguien”. Baje del auto, enfadado, por ver quien había sido el “animal” que se atravesó de esa manera. ¿Y qué me encontré? Una chica de tez blanca tirada en el suelo llorando. Muy linda por cierto. No se veía ni más grande ni más chica que yo. Tenía una belleza inigualable. Cabello negro, tez blanca, un cuerpo que con sólo verlo me provocaba una sensación erótica y por la forma en que iba vestida, me provocaba arrancarle la ropa. Me le quede mirando unos momentos y en ningún momento me vio. “Esto es una broma”. Me di la vuelta y me dispuse a marcharme. Subí a mi auto y acelere. Di una última vista hacia atrás y ella seguía ahí. “No gires, no gires, no gires”. Dije para mí. Y… joder. Termine dando vuelta. Dejarla ahí seria un asesinato. Otro cabron que pasase no la vería y ella terminaría muerta. Me estacione a unos pasos de ella, la mire y ella me miro de vuelta.  Sin articular palabra, la tome por los brazos y ella algo confundida, sólo se limito a observarme. La senté en los asientos de atrás y me dirigí hacia mi asiento.

Conduje apenas unos 5 minutos, y ella aun no articulaba palabra. La veía por el retrovisor y ella mantenía la cabeza baja. Supongo que estaba asustada. ¿Y quién no lo estaría? Que alguien que estuvo a punto de matarte te recoja y no sepas hacia donde te lleve, sí esta cañón.
                -Llegaremos a Cuenca en media hora. ¿Vives por allá? – Asintió con la cabeza y me miro fijamente. ¿Acaso era muda o qué? Por otro lado, ¿Qué hacia caminando en medio de la nada y vestida como prostituta? Hubo un semáforo en rojo y me detuve. Aproveche para seguir hablando con ella. –Bueno cuando lleguemos quiero que me digas por donde está tu casa y…
-Rebecca… Me llamo Rebecca. –Comenzó a hablar ella y no aparto la vista del retrovisor.
-“Vaya forma de interrumpirme”, pensé.  -Un placer. Soy el detective Asael Monteverde.
-¿Asael Monteverde? ¿Enserio eres tú? ¡No puedo creerlo! ¡Cuánto tiempo! Quizás tu no me recuerdes pero yo sí, ¡Íbamos juntos en la preparatoria!
-¿Es enserio? No me digas que tú eras esa chica tan tímida que siempre se sentaba en la parte de atrás como marginada social. Es la única Rebecca que recuerdo.
-Hmph, pues sí, soy esa “chica marginada social” que dices. ¿Enserio era tan amargada?
-Algunas veces. ¿Sabes? No te habría reconocido de no haber sido por qué me lo recordaras. Has cambiado mucho, bueno me refiero físicamente.
-Y de ti, ni que decir. Que ahora seas un detective, si es algo que no me esperaba. Y menos de ti.
-De acuerdo… no preguntare la razón. –Rebecca soltó una carcajada y giro la cabeza hacia la ventana.
-Antes de llevarte a tu casa, te llevare al hospital, puede que te haya pasado algo cuando frene frente a ti.
-No, no. No es necesario. Estoy bien. Sólo quiero irme a mi casa. – Volví a verla por el retrovisor y en su mirada se notaba nostalgia, tristeza. Busco entre su bolso y saco un cigarrillo. No dude en estirarme para ofrecerle fuego para su cigarrillo. El olor de este inundo el coche y termine por fumarme uno también. El semáforo por fin se puso en verde y continúe el camino. Volví a mirarla por el retrovisor y podría jurar que una lagrima rodaba por su mejilla. –Quizás esto no sea de mi conveniencia, pero nunca he tolerado ver a una mujer como tu llorar. ¿Ocurrió algo? ¿Algo por lo que hubieras perdido la razón y por consecuencia caminaras en medio de la carretera?
-Tonterías simplemente. – Dijo a la vez que le dio un golpe a su cigarrillo y se mantuvo así por unos instantes. Solté una carcajada y continúe.
-¿Tonterías dices? De haberlo sido no estuvieras llorando. –Medito mis palabras, miro hacia fuera de la ventana y empezó a hablar.
-Estando en el antro de la ciudad… mi novio cree que puede aprovecharse de mí sólo porque tiene dinero. Incluso cree que por tenerlo puede serme infiel cuando se le pegue la gana. –En su tono de voz se notaba que estaba furiosa con aquel hombre. Y por otro lado, ¿Cómo podía hacerle eso a tan semejante mujer? Que marica parece ser.
-Pero me imagino que aun sigues con él ¿no? Quiero decir, muchas mujeres perdonan esa clase de estupideces de un hombre. –Me miro desconcertada y elevando su tono de voz, prosiguió.
-¿Seguir con él? ¡Dejarlo creo que fue lo mejor que pude haber hecho! Haber continuado con este tipo, me habría privado del resto de mi vida con tan sólo 23 años.
-¡23 años! Aun siendo un año mayor que tu, no pareces de esa edad. Te vez por lo menos de unos 20 años.
 -Me alagas, pero no es para tanto. – Solté una segunda carcajada y la mire a los ojos por el retrovisor. De igual forma, ella soltó una pequeña risita y me miro de igual manera. -Al menos aun conservas tu sentido del humor y no te has vuelto un amargado como muchos.
-¿Debería decir gracias? –Rio un poco y mantuvo una sonrisa en su cara por un buen rato. –Bueno, ya llegamos a Cuenca. Dime por donde está tu casa y llegaremos pronto.
El resto del camino fue bastante callado. No hablamos más. Sólo para decirme las indicaciones. Llegamos a su casa y su mirada se oscureció.
                -Bien… aquí quedamos Rebecca. –Me miro una vez más y abrió un poco sus labios y suspiro.
-¿Quieres pasar un rato? –La mire sorprendido. Me pasme un momento y con un movimiento de cabeza, accedí.

Entramos a su apartamento y en el aire había un ligero aroma a incienso.  Me invito a sentarme y ella fue a otra habitación. Cuando regreso, traía consigo un par de copas y un vino tinto. Platicamos un largo rato. Dieron la 1 de la mañana y seguíamos en vela.
                -Creo que ya es hora de que me vaya, me esperan. –Ella me miro con sus ojos verdes y comenzó a tartamudear algo, pero no entendí nada. Rebecca estaba ya pasada de copas y no tenía idea de que decía. Y también yo. Nos levantamos del sillón al tiempo y uno de sus tacones altos se atoro en la alfombra y se balanceo hacia mí. La sostuve contra mi pecho. Tenía un poco la vista nublada pero no lo suficiente para no dejarme ver su rostro sonrojado. Sus ojos verdosos me miraron una vez más y yo hice lo mismo. Y en un leve movimiento, la bese. Fue un beso largo, húmedo y profundo. No nos despegamos ni un instante sólo para respirar por la falta de aire. Nos encontrábamos sólo ella, yo, y aquella alfombra tan esponjosa bajo nuestro. Lentamente descendimos hacía el suelo quedando en cuclillas, y por último, sentados muy cerca, uno del otro. Transcurrieron los minutos y la ropa fue sobrando. Nuestros cuerpos cálidos estaban demasiado juntos y cada caricia de ella me volvía loco. No tengo idea de cuántos orgasmos le provoque ni sé cuántos orgasmos me provocó. La embestí repetidas veces hasta llegar al clímax de aquel acto.

Terminamos acostados en la alfombra cubiertos con un par de sábanas que Rebeca saco de un baúl. Encendió otro cigarrillo y yo imite la misma acción. Su reloj de pared indicaba las 2:30 am y aún así, todavía tenía la energía para seguir despierto junto a ella. Seguíamos hablando como si nada hubiese pasado.
                 -Sí, si tengo esposa. Pero con mi trabajo casi no paso tiempo en casa, apenas sí la veo y siento que estamos a un paso del divorcio. No tenemos hijos así que sería fácil.
-¿No te sientes sólo? ¿En el aspecto sentimental?
-La verdad es que sí, pero no puedo hacer nada, me la paso muy ocupado. Yo, si volviese a formar otra relación, dejaría mi trabajo por ella, o al menos solicitaría un puesto de medio tiempo. -Embozo una sonrisa y aspiro con fuerza el cigarrillo. Dirigió su mirada hacía el suelo y hablo.
-Te seré honesta, me gusto estar contigo,  a pesar de que sólo llevamos unas horas de estar juntos después de tanto. -Me alegre de oír eso y le plantee un beso más. -Después de esto... ¿Tú tendrías alguna relación sentimental conmigo? -Mi sonrisa se hizo más grande y afirme.
-Por supuesto. Sucesos como éste no suceden todos los días. -Vi un brillo en sus ojos y me abrazo. Era raro todo esto. No creía posible que fuese realidad.
-Hay una última cosa que quiero hacer.
-¿Y eso es?
-Mi anterior novio dijo que regresaría arrastrándome a sus pies. Quiero demostrarle que estaba equivocado. -En su mirada se notaba que estaba decidida a afrontarlo. Me ofrecí a llevarla ahora mismo y acepto.

El reloj marcaba las 3:07 am. Ahora sí se sentía el aire bastante frío. Subimos al auto y esta vez Rebecca se sentó en la parte de adelante. Encendió el radio y no pude reconocer la canción pero era demasiado lenta.
               -Y dime, ¿Cómo es tu esposa? ¿Cómo se llama?
-Cinthya. Es del tipo de mujeres que quieren que hagas todo lo que te dice. No le interesaba saber sobre mi trabajo y sin embargo me cuestionaba demasiado sobre éste; que sí porque me había metido en un asunto, porque ayude a ésas personas, que quien era Lucia (es la secretaria de la oficina) y cosas como esas. Con el paso de los años perdió el interés en todo ello y comenzó a distanciarse de mí. A veces he creído que me ha sido infiel. -Rebecca me escuchaba con mucha atención y veía en sus ojos que quería saber más.
-¿Cuánto tienen de casados?
-3 años aproximadamente. Al principio todo iba bien pero ya sabes, el tiempo lo mata todo.
-Pero siempre llegarán más personas a tu vida. -Me sonrió y le devolví la sonrisa. Vi el antro frente a mí e iba a estacionarlo, cuando se me ocurrió preguntar:
-Acerca del que era tu novio, ¿Cómo sabías que te engañaba? -Dije al tiempo que estacionaba mi Volvo C30. Lo estacione entre dos autos. Nos quedamos dentro del auto un momento más y al fin Rebecca hablo:
-Lo vi ayer en la noche. Dijo que él se había enamorado de verdad de esa mujer. Le grite y ella lo defendió. Terminamos y me di la vuelta. Y escuché como le decía a ella "la conozco, va a volver arrastrándose por mí". Me molesto demasiado.
-¿Y estás segura que aún está el aquí?
-Completamente. -Se veía segura así que definitivamente debía estar aquí.
Bajamos de mi auto y nos dirigimos a la entrada. En cadenero nos permitió el acceso y entramos al bar. Rebecca me tomo de la mano mientras buscaba a éste tipo.
-¡Oh! Ahí está -Señaló hacía la barra y me quedé pasmado. Aquel hombre besaba a una mujer de cabellos azabaches y ella lo abrazaba del cuello. ¿Era enserio?
-Bien, vamos Asael. -Dio un tirón de mi brazo y yo me mantuve en el mismo lugar. Rebecca me miro desconcertada y trato de ver en la misma dirección donde yo miraba. Miraba aquella mujer que él besaba. -¿Ocurre algo? -Y con algo de rudeza, respondí:
-Esa es mi esposa.

Transformación

0


-Simplemente ve hacia esas colinas.
-¿Qué se supone que debo ver?
-Todo we. Sí te das cuenta, en lo más chico que puedes llegar a ver, se encuentra ahí. Tal vez para ti es sólo una colina. Para mí, lo más probable es que ahí, haya historia; quizás ahí se encuentre una de las razones por las que ahora una familia este junta; tal vez ahí, se formo una gran amistad, o bien, varias parejas han hecho el amor. Lo que debes ver es, más allá. Tan sólo imagina, cuantas historias han ocurrido en ese lugar.- Dijo aquel chico que ahora mismo se encontraba a mi lado. No estaba hablando con el pero… escuchar su conversación era sumamente… atrayente. No pude evitar escuchar su plática. El segundo chico medito sus palabras unos minutos y prosiguió.
                -Si es verdad lo que me estás diciendo, incluso es una excelente idea para una historia. - ¿Una historia? Tenía la mera corazonada de que este tipo también encontraba el gusto por la escritura. El sol comenzaba a molestarme y quería irme de ahí; de igual manera, el aire se volvió más fuerte y casi me impedía concentrarme en oírlos, pero quise quedarme hasta que acabaran.
                -¡Exacto we! Ósea, ¡Hay muchísimas cosas que con tan sólo verlas puedes imaginarte miles de anécdotas para redactarlas! Escucha, tu escribes bien, son buenos, pero necesitas un poco más de imaginación y verosimilitud.  ¡Mira esa nube!
-Según tú, ¿Qué debo ver? – El segundo chico parecía bastante concentrado en las palabras del primero. El segundo tenía la apariencia de un chico realmente relajado; tenía un arete en cada oreja y otro más en la ceja. De cabello largo hasta los hombros e  iba vestido de negro y tenía puestos unos botines hasta la rodilla, al más puro estilo de Steven Tyler.  ¿Cómo soportaba el calor de Teotihuacán? Si yo que iba vestida de blanco me estaba matando el calor. Ir de negro hubiera sido mi funeral. Estar en la cima de la pirámide del sol, es proporcional a arriesgarte de que el sol te quemara aun más. Mis respetos para el segundo chico en todos los sentidos. El primer chico, sólo llevaba unos jeans rotos y una playera negra de AC/DC. Buena elección.
-Tiene forma de un caballo saltando las vallas. –Gire la cabeza discretamente para ver aquella nube. ¿Caballo saltando las vallas? Yo no veía nada. Sin embargo esos dos se entendían súper bien y el segundo chico le dio la razón. Nuevamente volvió a señalarle que viera al horizonte y le dijo que estaría fregón estar ahí. Volví a voltear y se veía que iba a llover hacia donde él apuntaba. Por un momento me sentí hueca. No poder ver más allá de lo que hablaba, me entraba una sensación de estrés.
-Creo que se te paso la mano ahora. Yo no veo ningún caballo, lo que veo es un gato recostado en su cama. -¿Qué, qué? Definitivamente me faltaba imaginación.
-¿Sabes cuál sería una buena idea así bien chingona? Relacionar a todos los mejores músicos en una historia y que todos discutieran sobre sus vidas; Bob Marley, The Beatles, Kiss, AC/DC, the Rolling Stone,  Santana, Michael Jackson…
-Haber ya we, ya entendí, estaría también bueno algo así.
-Pasando a otro tema, es realmente interesante como un mamífero como el ser humano, puede crear miles de formas. ¡Como la tecnología! Ósea yo me acuerdo cuando era pequeño que la novedad eran los relojes con calculadora. Ahora es una burla. Si a este paso, la tecnología ya esta tan avanzada, no puedo ni imaginarme en 10 años que habrá.
-Dicen que va a llegar un día donde ya no existan los celulares, si no que se van a crear unos microchips que se colocaran en el cráneo y será mucho más sencillo comunicarse que cargar estos tabiques. –Estuve a punto de soltar una risa burlona ante eso, pero me detuve un momento a pensar que, es cierta forma, puede ser verdad. No me sorprendería nada si en un futuro cercano eso fuera realidad.
-¡No jodas con eso! ¡Eso es relativamente imposible! – Dijo el primer chico, en su cara tenía una expresión de sorpresa. ¿De verdad se le hacía tan imposible esa posibilidad? A mí ya no.
-Hermano, ya todo es posible. Si ya hasta existe el kinect para xbox360, eso supera el Nintendo Wii que era la novedad apenas hace unos 4 años. ¿Y todavía dudas sobre si se crearan los microchips?
-Viéndolo de esa forma, puede que tengas razón. – Se quedaron en silencio otro buen rato. El viento se había hecho aun más fuerte y sentía que me jalaba por la fuerza. Ya eran alrededor de las 5:30 de la tarde y ya la gente comenzaba a bajar de la pirámide. No tardarían en bajar a toda la gente por completo.
-Bien, aun tenemos tiempo antes de que cierren, ¿Te parece si vamos a la de la Luna?
-Hmph, si claro, ¿Aun tienes las “paletitas” de “chile”? – ¿Las “paletitas”? ¿De “chile”? No me agrado nada como sonó eso. Agudice mi oído y continuo.
-Sí we, pero te doy bajando de aquí, sería un desperdicio de coca aquí arriba, ya sabes por el viento, se lo llevaría volando y no podríamos disfrutarlo otro rato. – Ambos se alejaron de donde me encontraba. Me quede atónita. ¡¿Ósea que estaban drogados?! Era demasiado bueno para ser verdad, me habían inspirado por todo lo que dijeron y para que al final me diera cuenta de que hablaban de todo eso porque estaban en un viaje. Suspire profundo, me quede unos minutos más en la cima y al final terminaron por decirme que iban a cerrar. Descendí y volví a encontrar a ese par. Seguían hablando, y por supuesto tuve la tentación de quedarme, pero… si me desilusiono demasiado que hubieran estado drogados todo el tiempo. 

By. Viridiana Gallardo. Con la tecnología de Blogger.

Followers

About Me

Mi foto
Viridiana Belikov ♠
Ver todo mi perfil

Jake

Jake

BMO

BMO

Finn

Finn

Marceline

Marceline

Princesa Grumosa

Princesa Grumosa

Leyendo :D

Leyendo :D

Vistas de página en total

Yukari

Yukari

Nana & Ren

Nana & Ren

Time

Seguidores

Copyright © Rosas azules florecen en la tienda departamental del canibalismo. -Black Rock Shooter- Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan