Entraron a su apartamento y no vieron señal alguna de Marco.
Entraron a la cocina y nada; la sala y nada; el baño y tampoco lo encontraron.
Finalmente entraron a su habitación. Ahí estaba Marco, recostado en el suelo,
totalmente inerte, junto a un charco de sangre, ya seco por supuesto. La
sangre, se veía que había brotado de su garganta. Al haber abierto su garganta debió
haber sido una hemorragia arterial. Las paredes estaban teñidas de rojo y su
cuerpo ya había descendido su temperatura corporal por completo y el cuerpo se
encontraba en descomposición.. Había unas cuantas botellas de vino regadas por
la alfombra, que por cierto habían regado algunos cuantos charcos de vino. Al
principio, la policía cree que se trataba de un asesinato. Pero al poco tiempo
descubren que se trataba de un suicidio. Encontraron sobre su buro unos cuantos
folders que al examinarlos se encontraba su dinero distribuido a algunas
empresas, casas hogar, a algunos de sus familiares y amigos y finalmente una
carta donde declaraba, que no quería seguir viviendo de esa manera tan absurda.
Marco era un hombre pobre, pero muy amable y sutil. Trabajaba como publicista en un periódico poco conocido. La paga era bastante mala y siempre trabajaba horas extras. Pero aun así el era muy afortunado. Tenía una familia que lo adoraba y unos amigos que lo idolatraban con todo su ser. Marco, al acabar la jornada de la semana, tenía la costumbre de comprar boletos de lotería. Siempre le habían dicho que era una pérdida de tiempo y dinero, que nunca ganaría. Sin embargo, Marco siempre mantenía la fe. Desde que había empezado a trabajar, alrededor de 3 años, había comprado cada quincena, un boleto de lotería. Eso era tener agallas de gastar su dinero a lo pendejo. -Hey Marco, ¿Qué paso anoche? ¿Al fin te sacaste la lotería? –Estuve a punto, los primeros 3 dígitos eran los mismos que presentaron en el programa, el cuarto digito la cago todo. Quizás el que haya ganado, se merecía el dinero más que yo –Si, como no. Mejor guárdate el dinero que te den de la próxima quincena y con eso deberías de comprarte otro cinturón, sólo mírate, estas hecho un asco. –Pues a diferencia de ti, yo tengo la esperanza de que algún día me gane la lotería.
Marco era un hombre pobre, pero muy amable y sutil. Trabajaba como publicista en un periódico poco conocido. La paga era bastante mala y siempre trabajaba horas extras. Pero aun así el era muy afortunado. Tenía una familia que lo adoraba y unos amigos que lo idolatraban con todo su ser. Marco, al acabar la jornada de la semana, tenía la costumbre de comprar boletos de lotería. Siempre le habían dicho que era una pérdida de tiempo y dinero, que nunca ganaría. Sin embargo, Marco siempre mantenía la fe. Desde que había empezado a trabajar, alrededor de 3 años, había comprado cada quincena, un boleto de lotería. Eso era tener agallas de gastar su dinero a lo pendejo. -Hey Marco, ¿Qué paso anoche? ¿Al fin te sacaste la lotería? –Estuve a punto, los primeros 3 dígitos eran los mismos que presentaron en el programa, el cuarto digito la cago todo. Quizás el que haya ganado, se merecía el dinero más que yo –Si, como no. Mejor guárdate el dinero que te den de la próxima quincena y con eso deberías de comprarte otro cinturón, sólo mírate, estas hecho un asco. –Pues a diferencia de ti, yo tengo la esperanza de que algún día me gane la lotería.
Y así fue, al poco tiempo, logro ganarse por fin la lotería,
el dinero se había multiplicado por 10 y se había convertido en millonario. En
el momento que lo entrevistaban, le hicieron una pregunta de cómo se sentía al
respecto, a lo que contesto que su perseverancia había sido la clave del éxito.
No basto con eso, y que al otro día iba a renunciar a su trabajo e iba a vivir
en donde le placiera. Y así fue, renuncio y salió de la oficina como si nadie
lo mereciera como amigo. Ni hasta el suelo parecía merecerlo.
Se compro un lindo apartamento de lujo y sus amigos estaban
más unidos a Marco, pero a esté, parecía no importarle tener de cerca sus
amigos. Los comenzó a tratar como si fueran menos e incluso había empezado a
ser muy grosero con todos. Incluso con su familia. Pasaron 3 meses desde que
gano la lotería, y Marco se había quedado solo casi por completo.
Una mañana, salió de su apartamento a tirar su basura, y en
vez de tirarla en algún camión, vio a un indigente cerca y se la arrojo. El
indigente lo vio sin ninguna expresión y Marco sólo se bufo.
Cuando iba a salir a dar una vuelta, el indigente estaba frente a su apartamento. Marco se le acerco y dijo – ¿Qué quiere usted aquí? – El indigente sólo lo miro y del pobre abrigo que usaba, roto, ya casi desecho y sucio, saco unas flores y estiro su brazo para dárselas a Marco. Este último lo miro incrédulo y en vez de recibir las flores, con un movimiento, hizo que las soltara. -¿Por qué me das flores? Yo te di basura, quizás haya comida ahí. No tenias que agradecerme con flores. – El indigente soltó una carcajada y le dijo – No te las estoy dando como agradecimiento. Se dice que todas las personas, regalan lo que tienen en su corazón. – Marco sorprendido lo miro a los ojos, y el indigente sólo le limito a observarlo de arriba abajo. Y ya aburrido de verlo, se fue.
Cuando iba a salir a dar una vuelta, el indigente estaba frente a su apartamento. Marco se le acerco y dijo – ¿Qué quiere usted aquí? – El indigente sólo lo miro y del pobre abrigo que usaba, roto, ya casi desecho y sucio, saco unas flores y estiro su brazo para dárselas a Marco. Este último lo miro incrédulo y en vez de recibir las flores, con un movimiento, hizo que las soltara. -¿Por qué me das flores? Yo te di basura, quizás haya comida ahí. No tenias que agradecerme con flores. – El indigente soltó una carcajada y le dijo – No te las estoy dando como agradecimiento. Se dice que todas las personas, regalan lo que tienen en su corazón. – Marco sorprendido lo miro a los ojos, y el indigente sólo le limito a observarlo de arriba abajo. Y ya aburrido de verlo, se fue.
Marco fue al parque a pensar en las palabras de aquel
hombre. Lo reflexiono, pensó en como era antes, como todos disfrutaban de su compañía
y ahora, había quedado completamente solo por sus fechorías. Se fue hasta el
anochecer del parque. Estuvo vagando por las calles y finalmente, llego a su
apartamento.
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